17 de febrero de 2013
Pago Pago es la capital de la Samoa Estadounidense. Es una pequeña ciudad de unos 4 300 habitantes. Se trata de una población no muy sofisticada tecnológicamente. Ni que decir tiene que tiene teléfonos móviles e internet, pero desde luego el uso, sobre todo de internet, es muy inferior al de los que vamos en el crucero dando la vuelta al mundo. En una situación normal el ancho de banda que tienen es suficiente para su utilización e incluso les sobra un poco. Pero…
Añádanle dos ingredientes más, llevamos cuatro días de navegación y, por la mañana del día 17 deja de funcionar internet en el barco.
Así que cuando bajamos del barco, resulta que unas cuatro mil personas altamente tecnificadas, casi todas con más de un dispositivo que accede a internet. La mayoría con ordenador portátil, tableta y smartphone. De repente hemos duplicado la población de Pago y Pago y hemos multiplicado varias veces el número de dispositivos y la sed de comunicarse. El resultado se lo pueden esperar: los madrugadores consiguieron comunicarse, los demás no.
Es más en Pago Pago, alrededor del puerto hay varios café que ofrecen internet gratis a los clientes, pues es una forma de atraer a las tripulaciones de los barcos que necesitan comunicarse. Entré en uno y la respuesta fue que muy de mañana estaba funcionando, pero que en cuanto bajaron los del barco se bloqueó. Pero no se bloqueó su «router» sino la red a la que estaba conectada en Pago Pago. Así pregunté en varios bares y unos grandes almacenes que ofrecían servicio WiFi gratis, en todos el resultado fue el mismo: red bloqueada por los del barco.
Incluso me fui a McDonalds que cada día me está gustando más en cuanto a la atención a los internautas. No solo tienen WiFi gratis sino que tienen una zona cerrada, aislada de los ruidos, con mesas para trabajar con el ordenador cómodamente y enchufes por si te quedas sin batería. Me atrevería a decir que un servicio espléndido, como fue el de Starbucks en Honolulú; pero al preguntar por WiFi me dijeron que la red de Pago Pago la habían bloqueado los del barco.
Ni hace falta decir que algunos usuarios de internet seguían funcionando en Pago Pago; por ejemplo, los que no usaban la red habitual sino otras redes que no se habían saturado.
Ver cómo un exceso de uso puede bloquear totalmente la red ha sido una bonita lección práctica.
Nada más desembarcar lo que se ve es esto. El edificio de la izquierda tiene un bar que ofrece WiFi gratis a los clientes. Allí me dijeron por primera vez que «bloqueado por el barco».