6 de marzo de 2019
La primera vez que estuve en Dubái fue en 2013, en un crucero de la vuelta al mundo. Lo que dije entonces pueden verlo aquí:
En esta nueva versión, sigo la idea general de aquel post aunque corrijo y añado algunas cosas.
BURJ KHALIFA y DUBAI MALL
Ahora el orden de la visita es un poco diferente, nuestra primera parada es Burj Khaliffa y Dubai Mall.
Por la noche, esperábamos una visión distinta de Burj Khalifa, pero lo que vimos fue inesperado. La torre surgía de entre la noche a retazos: manchas de luz separadas por la negra noche.
ISLA PALMERA. HOTEL ATLANTIS
Dentro del complejo hotelero hay un centro comercial con algunas tiendas, una acuario e incluso un restaurante desde el que se ven los peces.
A veces en los viajes no es nada fácil encontrar un baño. En los bajos del hotel Atlantis los hay esplendidos y gratuitos.
Tras esta breve vista de Atlantis iluminado, nos vamos hacia Wafi. Al salir me sorprenden cuatro coches eléctricos de la marca Tesla. Eléctricos en el golfo Pérsico.
LUZ Y SONIDO EN WAFI
Tal como ya hemos dicho, Wafi son unos grandes almacenes en los que destaca la decoración de tipo egipcia aunque no es la única.
Por la noche ofrecen un espectáculo soberbio de luz y sonido que dura en torno a una hora. El espectáculo no es en un lugar en concreto, es en todo el recinto: a izquierda, derecha, delante, detrás, arriba, abajo… El número de proyectores para hacerlo es enorme. No me atrevo a dar una cifra pero seguro que son cientos de «gobos«.
Ahora nos vamos a la Grecia clásica, aun edificio con aires del Partenón, que se viste de colores.
Estas imágenes estáticas son tan solo una muestra del juego de colores e imágenes que nos hacen ver en el centro comercial de Wafi; pero les falta movimiento. También sacamos unos minutos de vídeo para que se apreciara ese movimiento. Lo tienen aquí. Dura 1 minuto, suficiente para que vean el ritmo y escuchen la música del espectáculo.
El espectáculo nos gustó mucho y nos quedamos con la sensación de que había que volver. Nosotros vimos un trozo de la parte egipcia y otro de la griega, pero el espectáculo ocurría en muchos sitios a la vez, aunque la música era única. Nos dieron ganas de volver al día siguiente, pero era imposible pues a esas horas de la noche ya estaríamos volando a Madrid.
Cogimos el autobús de vuelta que nos llevó hasta Paul. A aquellas horas ya no había autobús que nos llevara hasta el barco y allí cogimos un taxi que por siete euros nos llevó al barco.
Esa noche nos fuimos a la cama con un grato de sabor de boca. El día había sido largo y cansado, pero habíamos visto muchas cosas… y se nos habían quedado sin ver muchas más.
Subimos al bar y nos tomamos unos cócteles con alcohol: con Curaçao, tequila, y ron. Y después a la cama, mañana también teníamos un programa intenso. Muchas horas de vuelo.
Eran las 24:00 el día había acabado.
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