El «Museo de Gutenberg» (Maguncia) y otras historias…

4 de septiembre de 2025

Hace ya muchos años, digamos que a principios de la década de los 80, estaba recibiendo un curso en Ludwigshafen am Rhein, Alemania. El fin de semana lo teníamos libre y decidimos hacer un poco de turismo. Con un coche alquilado nos fuimos 80 km al norte, hasta la ciudad de Mainz, en español Maguncia. Y allí nos fuimos a ver el Museo de Gutenberg [1].

Hoy el museo está cerrado, pues va a ser demolido y ampliado. El edificio era obra del arquitecto Rainer Schell por lo que se le conocía como Schellbau (bau significa edificio).

Lo que vimos en el museo fue una réplica de la imprenta de Gutenberg y dos copias de la biblia que se hicieron en aquel taller.

Más o menos, lo que recuerdo es lo que vemos a continuación:

La reconstrucción del taller de imprenta de Gutenberg en Maguncia. La foto es de MarcelBuehner – Trabajo propio, CC BY-SA 4.0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=108393898

Gracias a MarcelBuehner y Wikimedia por permitir usar su foto.

En aquel momento una de las cosas que me sorprendieron de aquel museo fue que se podían hacer copias con varios colores de un solo prensado.

Si nos fijamos en una de las biblias de Gutenberg, vemos lo siguiente:

Una de las biblias de Gutenberg. La foto es de Raul654, CC BY-SA 3.0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=36892

Gracias a Wikimedia y a Raul654 por permitir que usemos esta foto.

Lo que me llamó la atención es que está impresa a dos colores: negro y rojo. No sé muy bien por qué estaba acostumbrado a que cada color exigiera una pasada, pero en el taller de Gutenberg se podían hacer copias de una sola vez con varios colores. La explicación es muy sencilla, pero hasta que estuve en ese museo no se me ocurrió.

Antes de someter el papel a la presión de la prensa, hay que entintar los tipos. Para hacerlo, allí, en el museo Gutenberg vi que había unas «bolas de entintar», unas almohadillas semiesféricas, hechas de cuero relleno de pelo o lana montadas sobre mangos de madera. Con esos rodillos se recogía la tinta (del color que fuera) y se transferían a los tipos. La parte negra con una bola y la parte roja con otra.

Bola de entintar. Imagen creada por la IA de Gemini.

El misterio estaba resuelto. Para dos colores había dos ayudantes, uno con la bola de entintar y tinta negra y otro con la bola de entintar de tinta roja.

En el museo se dice que lo que inventó Gutenberg no fue la imprenta, sino «la imprenta con tipos metálicos móviles».

Normalmente, ante la pregunta de «¿Quién inventó la imprenta?», la respuesta suele ser Gutenberg; sin embargo, hay que tener muy claro que Gutenberg no invento la imprenta, sino la imprenta, con tipos metálicos móviles. Cada una de las palabras es importante, pues había impresos mucho antes que Gutenberg, incluso libros. Por ejemplo, el primer libro impreso que se conserva es el Sutra del diamante [2], cuya impresión está fechada el 11 de mayor del año 868, por lo que se considera el primer libro impreso que ha llegado a nuestros días.

El libro está en la Biblioteca Británica de Londres.

Una hoja impresa del «Sutra del diamante». Dominio público. Por The colophon, at the inner end, reads: Reverently [caused to be] made for universal free distribution by Wang Jie on behalf of his two parents on the 13th of the 4th moon of the 9th year of Xiantong [i.e. 11th May, CE 868 ]. – Zoomable image from the British Library’s Online Gallery. Originally uploaded to en:Wikipedia (log) in January 2008 by Fconaway (talk) and in November 2009 by Earthsound (talk)., Dominio público, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=6925162

Este libro nos demuestra claramente que la imprenta es anterior a Gutenberg. Estas impresiones se hacían con un molde que era de madera, donde se había dibujado, mediante fuego (pirografía) la imagen que se quería reproducir.

Recuerdo haber visto ejemplos de este tipo de impresión en museos de Japón, Vietnam y Tailandia.

Podría pensarse que lo original de Gutenberg eran los tipos separados, una pieza para cada letra, pero eso tampoco es cierto.

El inventor chino Bi Sheng desarrolló hacia el año 1040, durante la dinastía Song, un sistema de tipos móviles hechos de porcelana. Estos eran caracteres individuales moldeados en cerámica cocida, que se usaban para imprimir textos. Aunque eran frágiles, representaron un avance revolucionario en la impresión.

Una interpretación de cómo podrían ser los tipos ueltos de cerámica.

Debemos tener en cuenta que al imprimir en el papel se marca la imagen especular (horizontal), por lo tanto, el aspecto de los bloques debería ser más parecido a esto:

El problema con estos tipos de porcelana, además de su fragilidad, era que el tamaño de la caja de tipos era inmanejable. Pensemos un momento, una caja típica de español tiene 26 caracteres y las cajas suelen ser enormes, pues tienen que tener 26 caracteres, más 5 vocales acentuadas, más una u con diéresis, más lo mismo en cursiva y en negrita y tipos más grandes para principios de página, etc.

Ahora trate de imaginar la caja de tipos del chino mandarín. El restringido, el que solo tiene unos pocos símbolos, tiene cinco mil caracteres. ¿En qué caja los ponemos? Creo que esa fue una de las razones de que en China no continuaran con la idea de los tipos móviles.

Así llegamos a Gutenberg. En vez de tipos sueltos de madera o de porcelana, se le ocurrió que era mucho más efectivo hacerlos metálicos y, además, de un material que transfiriera la tinta con facilidad y que fuera fácil de fundir para fabricar nuevos tipos a partir de moldes.

Y esa fue la gran contribución de Gutenberg.

Hacer una biblia, tal como hizo Gutenberg, era costosísimo, pero si una Biblia hecha a mano costaba 100 la hecha con imprenta podía bajar su precio a 10. El precio marcaba la diferencia. Y he dicho bajar su precio a 10 por decir algo, pues el precio dependía del número de ejemplares que se imprimieran. Lo difícil, lo caro, era componer la página, pero una vez compuesta cada copia era bastante barata. Más copias, menor precio.

En el mundo que usaba caracteres latinos, la imprenta fue una gran revolución, permitió llevar los libros a las masas. Incluso permitía la aparición de hojas informativas que se publicaban semanal o mensualmente y que se ponían a la venta por unos céntimos. Permitió la aparición de la prensa y con ella de la democracia.



Notas

[1] Wikipedia. Entrada: Museo Gutenberg. https://es.wikipedia.org/wiki/Museo_Gutenberg [Consultado 4 de septiembre de 2025]

[2] Wikipedia. Entrada: Sutra del diamante. https://es.wikipedia.org/wiki/Sutra_del_diamante [Consultado 4 de septiembre de 2025]


Nota fotos y texto. Salvo las fotos que tienen un agradecimiento específico, como por ejemplo Wikipedia, son nuestras y las licenciamos con

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El telegráfono de Poulsen (Museo «Brede Works» en Copenhague)

3 de septiembre de 2025

Siempre que puedo, en las ciudades que tengan museos de la técnica o de la ciencia, suelo ir a visitarlos. Hace muchos años que estuve en Dinamarca. El viaje fue de muy poco tiempo por lo que puede ver muy pocas cosas, por eso me perdí una visita al Museo Nacional de Dinamarca, Brede Works [1]. Por lo que he podido leer hay muchísimas cosas interesantes, pero ahora quiero centrarme en una concreta: el telegráfono de Poulsen.

Lo primero que sorprende es la palabra: TELEGRÁFONO. ¿Qué será eso? Pues se trata nada más ni nada menos que del primer aparato para grabar voz, es decir, el primer magnetófono, aunque su inventor, Valdemar Poulsen [2], lo concibió como un aparato para que contestara las llamadas telefónicas cuando no había nadie en casa. Es decir, lo que inventó Poulsen fue el primer contestador automático.

Creo que la máquina, como contestador automático es un armatroste. En la siguiente fotografía, tomada en el museo «Brede Works», podemos intuir el tamaño.

Telegráfono de Poulsen, en el museo «Barde Works». La persona que la enviado a Wikimedia es Bitman at hu.wikipedia y la licnecia como CC-BY-SA-2.5; Released under the GNU Free Documentation License.

Gracias a Bitman por permitirnos usar su foto.

El cilindro tiene una parte metalizada que no se ve muy bien lo que es. Se trata de hilo de acero enrollado en el cilindro. A la derecha vemos un micrófono. Se habla por el micrófono y la cabeza magnética que está en la parte de arriba magnetiza el hilo de acuerdo con las variaciones de la voz. Después, para reproducirlo, el proceso es al revés, la cabeza lee lo que se ha grabado y se escucha la voz.

Este equipo es de 1898. No había amplificadores electrónicos, por lo tanto, el volumen que se podía conseguir era muy pequeño, a través de un auricular telefónico.

Poulsen presentó esta máquina en la Exposición Universal de París de 1900. Allí el emperador de Austria, Franz Josef. Esa grabación se conserva. Se considera la grabación magnética más antigua que tenemos. Esa grabación podemos escucharla en YouTube:

Si el telegráfono es un gran desconocido, lo mismo ocurre con su inventor, Valdemar Poulsen. Fue un gran inventor. No solo del telegráfono, sino de varias cosas más. Por mencionar algunas. La grabación en un hilo de acero tenía dificultades técnicas, no solo que la calidad era baja, también era que los hilos de acero se retorcían fácilmente y hacían difícil su uso. Por ello, en 1902, empezó a probar con tiras flexibles cubiertas de polvo magnético. ¿No les parece que eso es la cinta de grabación magnética? Pues sí, fue un precursor de la cinta magnética.

Más tarde se centró en la radiodifusión e inventó, en 1903, el llamado arco de Poulsen, que genera ondas de radio sinusoidales continuas. Es decir, permite la transmisión de radio permanente sin pausas.

Para terminar, tan solo me queda señalar que, si alguna vez vuelvo a Copenhague, trataré de no perderme el museo «Brede Works»



Notas

[1] Wikipedia en inglés. Entrada: Brede Works. Brede Works – Wikipedia. [Consultado el 3 de septiembre de 2025]

[2] Wikipedia. Entrada: Valdemar Poulsen. Valdemar Poulsen – Wikipedia, la enciclopedia libre [Consultado el 3 de septiembre de 2025]


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