11 de febrero de 2013
Llegamos a O’ahu, la isla donde está Honolulú, la capital de Hawái muy pronto. Todavía es de noche. Así que intenté hacer unas fotos. Al fondo están las luces de la isla, pero el barco se mueve por lo que las fotos que me han salido tienen todas sus luces con el balanceo del barco. Son fotos curiosas que quiero compartir con ustedes.
En vista de que tratar de sacar fotos a la isla era una pérdida de tiempo miré al cielo y vi una espléndida Osa Mayor. ¿Saldrá? –me pregunté–. Lo dudo –me respondí– pues el barco se mueve. Pero ni corto ni perezoso, apunté al cielo, disparé y he aquí el resultado:
¡Increíble! Las estrellas, los siete bueyes –septem trion– que para los romanos marcaba el norte, han salido. Las fotos están ligeramente movidas, pero eso mismo las ha hecho un poco más visibles. Animado por el éxito traté de hacer lo mismo con otras estrellas pero el resultado ha sido malo o muy malo:
Sí que es muy interesante ver que las estrellas tienen distintos colores: las hay blancas, azules y un blanco rojizo…
Vuelvo el objetivo a Honolulú y veo que la lluvia está cayendo no sobre todo Honolulú pero sí sobre la famosa playa de Waikiki.
Llueve y amanece tenemos buenos ingredientes para conseguir unos buenos arcoiris.
La siguiente foto es curiosa. Hay un avión entre los dos arcoiris. Ya sabemos que normalmente salen dos aroiris uno dentro de otro pero que exterior se ve muy poco. En esta foto, el arcoiris exterior se ve poco, pero se ve. El avión está entre los dos.
El Sol ya está un poco alto en el horizonte encima del famoso monte conocido como «Diamond Head»: Cabeza de diamante. Al parecer, el nombre se debe a que en su cráter hay piedras que muchos confundieron con diamantes.
Si miramos al lado contrario del Sol seguimos viendo los dos arcoiris:
Tras las formalidades aduaneras de rigor salimos al puerto. Como en todos los puertos estadounidenses no hay nada, solo una nave larga y fría. Ni bar, ni wifi, ni nada. Tenemos que salir con el pasaporte pues así lo exigen las autoridades.
Hay muchos coches que nos ofrecen llevarnos por la isla, pero el precio que nos pide es muy alto. Por fin encontramos una limusina que nos ofrece tres horas hoy, más cinco horas mañana por 500 US$. Le decimos que sí y así empezamos nuestro viaje en limusina. Aparentemente es muy exótico, pero la verdad es que entrar y salir es muy incómodo. La experiencia es interesante, pero dudo que la repita.
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