«Aifón», «Yiga», «Armaguedon», «Chiaomi»… y los eruditos a la violeta.

19 de mayo de 2021

En 1772, José Cadalso, bajo el pseudónimo de Joseph Vázquez publicó el libro «Los eruditos a la violeta», que lleva el subtítulo de «Curso completo de todas las ciencias dividido en siete lecciones para los siete días de la semana. Compuesto por Don Joseph Vázquez, quien lo publica en obsequio de los que pretenden saber mucho estudiando poco».

Portada del libro «Los eruditos a la violeta» de 1772.

Hoy estaba viendo un vídeo de YouTube sobre coches, en castellano, y el «youtuber» me ha sorprendido diciendo que los «coches dísel»… ¿Dísel? ¿La Real Academia no tiene diésel en su diccionario? Pues sí, sí que lo tiene, ¿y dice algo de pronunciarlo de un modo raro? Pues no, no dice nada, por lo tanto, hay que pronunciarlo «diésel». Si diesel era alemán, ¿por qué pronunciarlo en inglés? (en alemán la pronunciación sería algo similar a díse).

Este no es nada que un pequeño detalle de la moda de los nuevos eruditos a la violeta que, para demostrarnos que saben inglés, nos dicen «yiga» en lugar de Giga, que es una palabra del Sistema Internacional de Unidades perfectamente asumido por el español. Es decir que se debe pronunciar Giga. Ahora parece que para ser culto hay que pronunciar en inglés. En ese mismo vídeo que estoy comentado al hablar del coche Tesla Y, el youtuber dijo «Tesla uay». ¡Qué guai, el chico sabe inglés!

Pero el problema vino después, habló de un teléfono de la marca Xiaomi, y él, que también sabe chino mandarín pronunció algo parecido a «Chiomi».

Así que ahora para dar sensación de culto, no solo hay que pronunciar en inglés, también en chino, y en japonés, y en coreano, … y qué me dicen la «pizza», también hay que saber italiano, y claro, a nadie se le ocurre decir Reanault, sino Renó, hay que demostrar que uno es culto y sabe francés, … y si habla del Hitler tienen que decir el «Fiurer» para demostrar que dominan el alemán. Y si hay que hablar del «smörgåsbord» sueco lo dirás en sueco, sinceramente, soy absolutamente incapaz de escribir en castellano una pronunciación parecida.

Ante la imposibilidad de saber todos los idiomas el mundo, parece lógico que, por economía del idioma, pronunciemos tal como lo vemos escrito. Me explico, iPhone, yo lo pronunciaré ifone. Xiaomi lo pronunciaré xiaomi.

Y ya no digamos lo absurdo de pronunciar en inglés palabras que existen en español desde hace siglos. Por ejemplo Armagedon. Señores, la g con e, GE. Por lo tanto no se pronuncia Armaguedon sino Armagedon. No se trata de una palabra inglesa, es una palabra bíblica.

Jasón es un personaje del griego clásico y, por lo tanto, se pronuncia Jasón, nada de «Yeison». Júpiter es un dios romano y se pronuncia Júpiter, nada de Yupiter… etc. etc.

En fin, tendremos que seguir soportando a los múltiples eruditos a la violeta que pululan por las redes sociales.


El texto es de Félix Ares , las fotos son de Félix Ares y Álvaro Ares. Texto y fotos se han licenciado bajo la Creative Commons Reconocimiento 4.0 Unported License. El reconocimiento puede ser decir que se ha «Creado a partir de la obra en viajes.ares.fm

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Una golondrina no hace verano

15 de mayo de 2021

Las golondrinas son aves migratorias y, como tales, vuelven cada año a sus lugares de origen, pero en contra de lo que dice el refrán español, no lo hacen en verano sino en primavera.

Mi columna del Diario Vasco del día 5 de febrero de 2021 decía lo siguiente:

Hay un refrán español que dice que «una golondrina no hace verano», con lo que se quiere decir que a partir de un hecho aislado no se puede hacer una afirmación general. Pero en este refrán hay algo que sorprende, algo que no encaja con nuestras nociones de las migraciones de las golondrinas. Seguro que todos hemos visto bandadas de dichas aves en la primavera. Las golondrinas son un buen indicador de la llegada del buen tiempo y fin del frío invierno. Por lo tanto, parece ser que el refrán debería decir que «una golondrina no hace primavera».

El motivo de esa discrepancia debemos verla en el dicho latín original, que decía: «Una hirundo non facit ver» (Una golondrina no hace «ver»). En el Imperio romano no se consideraban cuatro estaciones sino cinco: la primera era la «prima veris» ha pasado al castellano como primavera, pero su significado es «primer verano», tras el que venía el «veranum» (verano), «aestivium» (estío), «autumnus» (otoño) e «hibernum» (invierno).

Es al primer verano, es decir a la primavera, a la que se refiere el refrán latino y su traducción al español.

Pasar de cinco estaciones a cuatro se lo debemos a Copérnico. En vez de cinco con límites no bien estandarizados, el astrónomo propuso nuestras cuatro estaciones, cuyo principio estaba señalado por puntos de la órbita terrestre muy bien definidos: solsticios y equinoccios. En España se estuvieron usando cinco hasta el siglo XVIII.

Diario Vasco 5 de febrero de 2021, última página

En mi blog, ya libre de las limitaciones de espacio que implica mi columna en el periódico, puede extenderme un poco más y explicar algo más, algún pequeño detalle.

Las fábulas de Ésopo

La primera referencia que he encontrado a este refrán se remonta a Ésopo,

La famosa y famosa frase: «una golondrina no trae primavera» proviene de un mito del novelista griego antiguo Ésopo. Es su fábula 169, que habla de un joven había derrochado todo su dinero. Tan solo le queda una capa para protegerse del frío. Ve una golondrina volando y llega a la conclusión de que el invierno ha acabado y vende su capa. Poco después encuentra a la golondrina muerta por el frío. Al verla, el libertino le dice a la golondrina: «Nos has perdido a ti y a mí». (Puede verse aqui).

Aristóteles, Ética nicomáquea.

Aristóteles menciona a Esopo. En su Ética nicomáquea nos dice:

“Pues así como una golondrina no hace primavera, ni tampoco un día de sol; de la propia suerte, ni un día, ni un corto tiempo, hacen a nadie bienaventurado y feliz” (traducción de Antonio Gómez Robledo)

Esta cita es de Origen práctico de la filosofía, cuyo autor es Gabriel Zaid, que fue publicado en la revista Letras libres en septiembre de 2016 y que puede consultarse aquí.

Aquí vemos que Aristóteles habla de primavera, no de verano.

En otros idiomas

Refranes casi idénticos los hay en muchos idiomas, pero, curiosamente, en unos dicen verano y en otros primavera.

Verano:

Ingles: one swallow does not make a summer

Portugués: uma andorinha só não faz verão

Catalán: Una onereta no fa estiu

Primavera:

Francés: une hirondelle ne fait pas le printemps

Italiano: una rondine non fa primavera.

Rumano: Cu o rândunică nu se face primăvară. (Siempre me ha sorprendido que sin saber rumano, pueda entender lo que quieren decir. Randunica se parece a la palabra italiana rondine y primavara no necesita traducción. En mi trabajo de fin de carrera tuve que usar dos libros en rumano, los leí sin demasiada dificultad).

Primavera y verano

En alemán ocurre algo muy curioso, hay dos refranes, en uno se habla de primavera y en el otro de verano.

Alemán, primavera: eine Schwalbe macht noch keinen Frühling (El alemán es muy preciso, pues dice: Una golondrina AÚN no hace verano. Yo no sé alemán, pero sí uso el traductor de Google)

Alemán, verano: eine Schwalbe macht noch keinen Sommer (Sigue siendo igual de preciso: una golondrina AÚN no hace verano).

Muchas de las frases en distintos idiomas están sacadas de: https://avelaionatrad.wordpress.com/2014/04/21/refranes-la-primavera-y-las-golondrinas/

En español, hay una referencia muy interesante en El Quijote, donde es muy preciso y nos dice que Una golondrina sola no hace verano (El Quijote I 13).

Algunas creencias antiguas curiosas sobre la desaparición de las golondrinas en invierno

Como los antiguos no eran capaces de concebir que un animalito tan pequeño viajasen miles de kilómetros, buscaron explicaciones peregrinas. Por ejemplo, en un libro anónimo

La dificultad en concebir viajes muy prolongados y }a incertidumbre que reinaba antiguamente acerca del lugar de destinación, había inducido a los antiguos a
negar la emigración de las golondrinas.


Aristóteles y Plinio dicen que las golondrinas van a pasar el invierno en climas
más suaves, cuando estos no están muy alejados; pero si ellas están muy distantes
de esas regiones templadas, permanecen durante el invierno en su país nativo y se
limitan a ocultarse en algunas cuevas de montaña bien expuestas. Aristóteles agrega
seriamente que se han encontrado muchas que estaban en el fondo de las cavernas
y las que no tenían una sola pluma sobre el cuerpo.


Esta opinión encontró todavía otros defensores y vemos a Alberto, Agustín
Nyphus, Gaspar Heldelin y algunos más asegurar que habían encontrado varias
veces durante el invierno, en Alemania, golondrinas entumecidas en árboles huecos
y hasta en sus nidos.

Anónimo 1922. De la revista El Hornero. Este trabajo puede verse aqui.

El famoso filósofo sueco Olaus Magnus también cree lo mismo:

 El sueco Olaus Magnus anotó en el siglo XVI que las golondrinas se sumergían en las aguas de los canales europeos. Ahí, bajo el agua, sobrellevaban el invierno apelotonadas en grandes grupos. Incluso llegó a aconsejar a los pescadores, que si al echar las redes sacaban golondrinas, las liberasen y devolvieran al agua. 

Blog CREAF. http://blog.creaf.cat/es/noticias/sabias-que-golondrinas/

En el siglo XVI fue el ornitólogo francés

Pierre Belon, comentó que al tiempo que las golondrinas desaparecían en Francia aparecían en el norte de África, sugiriendo que los animales migraban. Una hipótesis que recibió muchas críticas en su tiempo. Seguía prevaleciendo la idea aristotélica de la hibernación. El mismo Linneo, siglos más tarde, aún continuaba asegurando que las golondrinas que habitaban las casas europeas se sumergían en algún lugar durante el invierno para volver a emerger en primavera.

Blog CREAF. http://blog.creaf.cat/es/noticias/sabias-que-golondrinas/

Hoy nos cuesta darnos cuenta de que contradecir a Aristóteles era casi un acto de heroísmo. Contradecir a Aristóteles fue uno de los elementos (hay más) que dieron origen a la ciencia moderna. Copérnico demostró que era la Tierra la que giraba en torno al Sol, en contra de lo que decía Aristóteles. Kepler demostró que las órbitas no eran círculos sino elipses, en contra de lo que decía Aristóteles. Galileo encontró montañas y valles en la Luna. Los cuerpos celestes no eran esferas perfectas como decía Aristóteles. Una vez que se abrió la veda de cazar los errores de los antiguos (y de la Biblia) y de someter los hallazgos al escrutinio de los experimentos y de los pares dio origen a la ciencia moderna.

Artículo interesante: Green A. 2019. Cultural response to the migration of the bar swallow in Europe. ANUHJ Historical Journal II, 1: 87-107 https://pdfs.semanticscholar.org/6765/067365a5dbe4781467f42d0b99dbfe15198c.pdf

NOTA


El texto es de Félix Ares , las fotos son de Félix Ares y Álvaro Ares. Texto y fotos se han licenciado bajo la Creative Commons Reconocimiento 4.0 Unported License. El reconocimiento puede ser decir que se ha «Creado a partir de la obra en viajes.ares.fm

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