Monasterio de Leyre (Navarra). Parte I: La Cripta del siglo XI y la leyenda de San Virila.

23 de septiembre de 2020

El Monasterio de Leyre se encuentra en la localidad navarra de Yesa, 52 km al sureste de Pamplona, cerca de a frontera con Aragón. Es un complejo con varios edificios. Como casi todos los centros religiosos un poco grandes, las fechas de construcción son varias. En la iglesia, la cabecera, la cripta, los tres ábsides, la torre, la nave principal y el pórtico Porta Speziosa, son románicos, del siglo XI. La bóveda es posterior, ya es una bóveda gótica. Y, por supuesto, ha habido varias reformas que han ido modificando el conjunto.

Ábsides y torre

Los tres ´ábsides semicirculares y la torre son románicas del siglo XI.

Ábsides y torre del monasterio de Leyre. Románicas del siglo XI. La foto es de Txo que la licencia como GNU Free Documentation License Version 1.2. (Permission is granted to copy, distribute and/or modify this document under the terms of the GNU Free Documentation License, Version 1.2 or any later version published by the Free Software Foundation; with no Invariant Sections, no Front-Cover Texts, and no Back-Cover Texts. A copy of the license is included in the section entitled GNU Free Documentation License.)

La Cripta (siglo XI)

La construcción de la cripta es sumamente curiosa. El nombre hace pensar en que en algún momento aquí hubo enterramientos, pero parece ser que no. Parece ser que su misión fue la de lograr una zona llana (nivelada), para construir la iglesia encima. Por su propia naturaleza, tiene elementos muy sorprendentes. Como por ejemplo, unos arcos que descansan sobre unas columnas enanas y sumamente delgadas.

Cripta del Monasterio de Leyre. Yesa, Navarra.

La cripta se hizo para conseguir una zona llana donde construir el templo románico; es decir, los tres ábsides y la torre. Observen que hay un ábside grande y dos pequeños. Para soportar el peso, la cripta también se pensó para soportar un ábside grande central y dos pequeños laterales. Pero, los constructores debieron de pensar que el grande era excesivo para un solo cuerpo en la cripta y lo dividieron en dos. Así que la cripta ha quedado con cuatro zonas: dos para soportar el ábside central y uno para cada ábside lateral.

Pero creo que me estoy adelantando; mejor empezar por el principio; es decir, la entrada,..

Por estas escaleras se sube a la cripta. La flecha blanca nos indica la puerta por la que hay que entrar. Previamente, en el edificio que está a nuestras espaldas, tenemos que haber comprado las entradas.
Señalización de la cripta.

No lo pretendía en absoluto, pero al volver a ver esta foto me he encontrado con algo sorprendente. Vean la piedra de la fila del medio, a la derecha: ¿no parece la parte superior del cuerpo de un hombre?

Soy consciente de que ahí no hay ninguna cara de un hombre. Se trata del conocido efecto de la pareidolia; es decir, ver caras en muchos sitios. Yo veo un hombre con melena larga, un poco de barba. Arcos superciliares muy grandes (ojos profundos),… no muy lejos de la imagen bizantina de Jesucristo.
Nada más entrar unas flechas nos indican las rutas de ida y de vuelta. Al fondo la monja vigilante.
Aspecto del interior e la cripta.
Otra vista, más simétrica, de la misma entrada.
Las rejas, que supongo no son de la época, sino modernas, añaden un toque dramático a la escena.
Cripta del siglo XI del Monasterio de Leyre. Yesa. Navarra.
Creo que son esas columnas enanas las que le dan un aspecto tan peculiar a esta cripta. Monasterio de Leyre. Yesa. Navarra.

Me encantan las ventanas de alabastro. No me pregunten ustedes por qué. Simplemente, me encantan. Tal vez porque dejan pasar la luz pero la tamizan, la suavizan,… tal vez porque no dejen que nadie te mire desde el exterior,.. tal vez…

Ventana de alabastro.
Parece ser que a los conservadores de la cripta también les han gustado las ventanas de alabastro, pues están especialmente iluminadas. Monasterio de Leyre. Yesa. Navarra.
Ventana de alabastro.
Un pequeño altar dentro de la cripta.

La decoración de los capiteles es sumamente sencilla, simples dibujos geométricos o animales. Me sorprenden, pues en otros templos románicos son figuras muy complejas que demuestran un mundo extraño para nosotros. Estos sencillos dibujos geométricos tal vez nos digan que el mundo de los constructores no era tan retorcido y extraño como el de los constructores de otras iglesias… pero no lo sé.

Para mí, que soy un ignorante en estos temas, la aparición del románico siempre fue un poco enigmática. ¿Qué llevó a aquellas gentes a construir inmensa cantidad de templos preciosos, con múltiples capillas, múltiples santos, etc.? Tal vez, y subrayo lo de tal vez, pues no lo tengo totalmente claro, fue la creencia de que el fin del mundo sería en el año mil lo que llevó a construir infinidad de templos. Si el fin del mundo estaba cercano, lo más importante para todos los cristianos sería salvar su alma y ello podría llevar a construir multitud de templos y capillas. Pero algo me chirría, no me convence del todo esta explicación.

No solamente es la construcción de templos, también se «ponen de moda» las peregrinaciones a lugares sagrados. Y en ese sentido es curioso observar cómo el Camino de Santiago se convierte en uno de los ejes vertebradores de Europa.

No sé cuál será la causa, pero me gustan las construcciones románicas.

Y el haber podido sacar las fotos sin gente, es una delicia que se la debemos a un mal: el SARS CoV 2. Lo cual, tal vez, refuerce aquella idea de que «no hay mal que por bien no venga».

Detalle del capitel.

Detalle del altar.

La leyenda del abad Virila

En la cripta hay un cuadro que sorprende un poco pues está lleno de color. Es lo único de color en ese entorno de piedra. Se trata de un cuadro de San Virila.

Cuadro de San Virila durmiendo al lado de una fuente. Cripta del monasterio de Leyre, Navarra. El cuadro es moderno, es del siglo XX.

Cuenta la leyenda que Virila nació en Tiermas (Zaragoza), que está situado a un poco menos de 11 km del monasterio de Leyre, en el año 870. Llegó a ser abad del monasterio. Un día de primavera, el abad paseaba por los bosques que había alrededor del mismo. Estaba meditando sobre lo que significa la eternidad y tenía muchas dudas sobre ello. El canto de un ruiseñor le llevó hacia una fuente en la que quedó dormido. Al despertar, le costó encontrar el camino de vuelta, pero lo logró. Al llegar a monasterio lo encontró muy cambiado, casi todo era más grande. Al entrar en el monasterio nadie le reconocía, ni él reconoció a ningún monje. Al oír su historia de que era el abad, acudieron a los archivos y vieron que efectivamente, trescientos años antes había un abad que se llamaba Virila que había desaparecido en el bosque.

En el monasterio hubo una pequeña revolución por el milagro ocurrido. En el tedeum, desde lo alto de la cúpula de la iglesia, se oyó la voz de Dios que decía:

Virila, tu has estado trescientos años oyendo el canto de un ruiseñor y te ha parecido un instante. Los goces de la eternidad son mucho más perfectos.

En ese momento, un ruiseñor entró en el monasterio con un anillo abacial en el pico. El ruiseñor colocó el anillo en el el dedo y de ese modo volvió a ser el abad.

¿Qué hay detrás de esta leyenda? No lo sé. Está documentado que hubo un abad que se llamaba Virila, y se cuentan muchas más leyendas sobre los milagros que hizo. Pueden ver un relato de los mismos aquí.

A mi me trae extrañas reminiscencias de lo que le ocurre a un enfermo de Alzheimer, pero de eso hay que hablar en otro contexto.

Más información:

Me ha gustado mucho esta entrada de un blog que se titula «El turista tranquilo«.

La página oficial del monasterio merece la pena: http://www.monasteriodeleyre.com/


El texto es de Félix Ares , las fotos son de Félix Ares y Álvaro Ares. Texto y fotos se han licenciado bajo la Creative Commons Reconocimiento 4.0 Unported License. El reconocimiento puede ser decir que se ha «Creado a partir de la obra en viajes.ares.fm

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