4 de septiembre de 2015
Vuelve a amanecer lluvioso. Nuestro plan es viajar hasta la Bahía de Halong para embarcar en un junco y pasar en él veinticuatro horas. Quizá sea más sonoro el nombre de golfo de Tonkin, que a mí me trae reminiscencias de historias de juncos y piratas. El golfo de Tonkin tiene tres tramos, uno de ellos es la bahía de Halong. Los otros dos son la bahía de Lan Ha y la bahía de Bai Tu Long. Ya ven que hay dos tramos que terminan en Long; esta palabra significa dragón en chino y en vietnamita.
Es importante ver que está muy cerca de la frontera china pues muchas de las leyendas sobre el origen de su paisaje están relacionadas con luchas entre chinos y vietnamitas.
Desde Hanoi a Halong hay unos 150 km, pero la carretera es muy mala y en ese recorrido se tarda más de tres horas.
Por el camino vemos algunos pueblos que también tienen letreros conmemorando el septuagésimo aniversario de la independencia.
Como veremos más adelante, ese lío de cables es típico de Vietnam. A algunas personas de las que venían con nosotros les pareció un desorden tremendo; sin emebrago, en favor de los vietnamitas he decir que en un clima lluvioso, tropical y con frecuentes inundaciones, nuestra solución de llevar los cables enterrados no sirve. Es mucho más sencillo evitar las riadas si los cables van a una cierta altura y se evita que la humedad produzca cortocircuitos. Añadiré, además, que si hay una avería es mucho más fácil detectarla así que si los cables están enterrados.
A mitad de camino, hicimos una «parada técnica» en una fábrica de esculturas de piedra y tejidos que el estado ha puesto para favorecer a los afectados por el «agente naranja», herbicida que los estadounidenses usaron en la «Guerra del Vietnam».
Ahora que ls relaciones entre Estados Unidos y Vietnam son razonablemente buenas, los vietnamitas –como nos insistió nuestra guía– han pedido que se les compense de alguna manera por esos 50 000 niños afectados. La respuesta de Estados Unidos, en forma de carta del presidente Obama –de acuerdo con el guía– ha sido que son consecuencias de la guerra. Lo que Vietnam dice es que se trató de una guerra química y que, como tal, era ilegal. Quiero dejar claro que no me posiciono; simplemente repito lo que nos contó el guía, pues, sin duda, ese es el sentimiento de muchos vietnamitas del norte.
Llegamos al puerto de Halong con lluvia.
Pero no tardó mucho en escampar.
Montamos en un junco, un tanto antiguo, pero con cierto encanto. Según navegábamos por la bahía, todavía muy cerca del puerto vimos cosas como estas:
En la bahía hay unos dos mil islotes. No me extraña que para las gentes anteriores a la revolución científica, la explicación de estas «piedras» que surgen del agua, fuera difícil. Nuestra guía, una chica encantadora, nos contó una de las leyendas sobre el origen de estos montes. El nombre de Ha Long ya indica parte de la leyenda: su significado es «Dragón descendente»: en caracteres chinos 下龍.
Tal como ya he señalado, esta bahía está muy cerca de la actual frontera China. Y ya sabemos que entre los vecinos suele haber rencillas y guerras. En una de las múltiples guerras entre China y Vietnam, «El Emperador de Jade envió una familia de dragones celestiales para ayudarles a defender su tierra. Estos dragones escupían joyas y jade. Las joyas se convirtieron en las islas e islotes de la bahía, uniéndose para formar una gran muralla frente a los invasores, y de ese modo lograron hundir los navíos enemigos» (Wikipedia).
Otra leyenda, nos dice que: «la bahía fue creada cuando el dragón se lanzó al mar; al caer agitó la cola y ésta golpeó la tierra ocasionando profundos valles y grietas que acto seguido inundó el mar» (Wikipedia).
Ni que decir tiene que estas leyendas no tienen nada que ver con la realidad, entre otras cosas porque los dragones ni existen ni han existido nunca. Su origen es el mismo de otras muchas montañas: plegamientos, deformaciones, empujes tectónicos, erosión, etc. Pero el que hoy el nivel del mar ea tal que tan solo vemos los picos, le da una extrañeza que no es habitual. Aunque a mí recuerdan al archipiélago de Langkawi en Malasia. E incluso al archipiélago de Chiloé o a Pago Pago:
https://viajes.ares.fm/?attachment_id=1961
(Pago Pago)
Cuando llegamos a un punto en el que las vistas eran muy bellas, nos sirvieron la comida:
Todo fue servido a la vez. También nos pusieron arroz blanco. Y postres: sandía, melón y mango. Creo que con esto vemos claramente lo que es una comida normal en Vietnam.
CUEVA DE LAS SORPRESAS (Hang Sung Sot)
Por la tarde fuimos a dar una vuelta en barco por la bahía, y nuestra primera parada fue en la isla Bo Hon donde está la «cueva de las sorpresas».
CUEVA DE LAS SORPRESAS (Sung Sot)
En la isla Bo Hòn hay una importante cueva con estalactitas y estalagmitas. Si tenemos en cuenta que hay casi dos mil islotes y que estos son de caliza y que, ademáa, llueve profusamente no es de extrañar que haya cuevas. Caliza +lluvia son los ingrediente ideales.
Para llegar a la cueva de «Las Sorpresas» hay que subir 150 escalones muy altos, poco cómodos. Después hay que bajar más escalones y seguir subiendo y bajando… No es una cueva fácil.
Es una gran cueva, pero su interior decepciona un poco. Me explico. para mí –que tengo el título de espeleólogo– una cueva es bonita si está húmeda; si las estalactitas y estalagmitas tienen un brillo nacarado debido al agua. nada de esto ocurre en esta cueva. Es una cueva viva; es decir, por ella circula agua, pero la mayoría de las estalactitas y estalagmitas está seca. No obstante hay que señalar que el crecimiento de las estalactitas de esta cueva es espectacular.
En la mayor parte de los comentarios he visto que a la gente le parece una cueva espectacular. A mí no me lo parece tanto. Las cuevas secas me deprimen un poco.
Sí que me sorprendió el techo. hay una especie de dunas. Una cosa curiosa que no había visto nunca antes.
La guía, que había estado jugando con nosotros y la palabra sorpresa, por fin nos enseñó lo que ella consideraba la mayor sorpresa de la cueva:
Lamentablemente se me había estropeado la cámara fotográfica y estas fotos las saqué usando la cámara de mi teléfono móvil que es muy barato y desde luego no de última generación. En otra situación esta foto la borraría, pero es que es el único testimonio que tengo. Espero que se hagan una idea. La iluminación demuestra que la idea de pene no solo es de nuestra guía, también lo es de los curadores de la cueva.
PLAYA Y MIRADOR EN LA ISLA TI TOP
Tras terminar la visita a la cueva de las sorpresas, continuamos rumbo al más famoso mirador de la bahía de Halong: el mirador de Ti Top. Dicen que desde arriba hay una hermosa vista panorámica de la bahía, pero yo no subí. La razón es muy simple 450 escalones. Demasiados para mí.
Durante el viaje varias barcas, mayoritariamente conducidas de mujeres, que vendíasn sus productos nos acompañaron.
A la entrada de las escaleras que suben al mirador hay un coqueta playa. Chiquita pero con bellas vistas a la bahía.
La playa es pública pero tienes que pagar para entrar 1,6 €. Al preguntar a nuestra guía cómo era posible que pagásemos por una playa pública nos dijo que es que «la arena la traen de otros sitios y hay que pagar a los operarios». Ciertamente cuando llegamos había retroexcavadoras trabajando, lo que, dicho sea de paso, le quita bastante encanto a la playa. También nos dijo que por el permiso para dormir en la bahía el estado cobraba unos 40 dólares por persona (?). Me resulta sorprendente e increíble pues hay cruceros de un día que ye cobran 65 dólares, si le quitas cuarenta resulta que el crucero te lo dan por 25 dólares ??? Algo no me cuadra en la información de la guía.
El sol empieza a estar muy bajo y volvemos a embarcar para ubicarnos en un lugar donde pasar la noche. El barco llega, se pone el ancla, cenamos y nos vamos a la cama.
Concretamente en nuestro camarote el aire acondicionado funcionaba muy mal, tanto que decidimos apagarlo y abrir las ventanas. El calor fue bastante insoportable.
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Nota fotos y texto. Salvo las fotos que tienen un agradecimiento específico, como por ejemplo Wikipedia, son nuestras y las licenciamos con
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