Lunes, 15 de abril de 2013
Realmente hoy es el último día de crucero, mañana lo dedicaremos al desembarco, a recoger maletas y partir a nuestros destinos.
Civitavecchia es el puerto de cruceros de Roma. Todos sabemos que el puerto de la antigua Roma era Ostia, de donde procede el nombre de San Sebastián-Donostia. Recordemos que San Sebastián era el Dom del puerto de Ostia.
Civitavecchia –literalmente ciudad vieja– está al norte de Roma. Muy cerca. Es el terminal de cruceros de Roma:
Desde Civitavecchia hay todo tipo de transportes hasta Roma y todo tipo de excursiones organizadas que te llevan a conocer lo más importante de aquella ciudad.
¿Qué hacíamos, ir a Roma o quedarnos en Civitavecchia? Roma ya la conocíamos, Civitavecchia no. Decidimos pasar un día tranquilo conociendo Civitavecchia. El puerto de cruceros está en mitad de la ciudad así que no hay problema. Se va andando. Al salir la la terminal de cruceros hay personas del ayuntamiento que te dan mapas y te explican qué ver.
Lo primero que ves el la Fortaleza de Miguel Ángel, pues el puerto de cruceros está al lado.
El «Forte Michelangelo» es una fortaleza del siglo XVI, con una planta bastante singular: un cuadrado con cuatro torres circulares en cada esquina:
Podéis ver el mapa en todo detalle aquí: http://civitavecchia.net/area-map.html
Puertas en murallas y viejas anclas forman parte de la vida cotidiana:
Caminamos por la orilla del mar –Calata della Rocca–
y nos encontramos con esta fuente que me trae recuerdos de otoños. Estamos en primavera, pero la fuente me resulta otoñal, como un viejo dios al que ya nadie hace caso; un viejo dios que ya no tiene creyentes pues ni siquiera es capaz de dar agua:
Encima de la fuente hay una inscripción que dice: Benedictus XIV/Pontifex Maximus/Portum antiquitate/Et opportunitate clarum/Liberum dixit/Et salubrium aquarum/Fonte datavit/anno Domini/MDCCXLII/ Pontific III
En la muralla hay una pequeña iglesia, muy acogedora.
Antiguo dibujo con el «Molo del Lazareto»
Pasamos al interior de la ciudad a través de la puerta de Clemente XIII:
La catedral, el siglo XVIII, fue muy dañada durante la Segunda Guerra Mundial por lo que tuvo que ser reconstruida.
Ya llevábamos varias horas paseando y nos paramos a tomar unas bebidas, al lado mismo de la Catedral.
El bar era muy agradable, una especie de taberna antigua. Los pecios estuvieron muy bien. La cerveza, bien fría 1,80€.
En Civitavecchia el ayuntamiento tiene puntos Wifi en muchos sitios.
Tiene un museo Arqueológico que dicen que es muy interesante; estaba cerrado cuando llegamos.
En la ciudad está en teatro Trajano (Traiano)
Comimos en la Via Castrovo. Hay muchos sitios, algunos con menús turísticos a precios razonables.
Muy cerca del Fuerte Miguel Ángel, que se llama así pues la última torre la terminó el celebre escultor Miguel Ángel hay una escultura que se llama «Rendición incondicional»
Es una escultura metálica extraña. Y digo extraña pues me recuerda a los «ninots» e las fallas valencianas, aunque en este caso es metálica.
Fíjense en el tamaño de los pies:
Desde aquí nos dirigimos al barco. Prácticamente esta era nuestra última visita del Crucero de Vuelta al Mundo. Esta noche zafarrancho de maletas. Y mañana desembarco en Savona.
No nos ha parecido mal que la última imagen del crucero sea un beso:
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