11 de febrero de 2013
Si hay un nombre que evoca playas de arena fina, palmeras y un Sol deslumbrante que hace brillar las olas ese es Waikiki.
Al amanecer nos hemos estando acercando a Honolulú y muy pronto hemos visto que estaba cubierta de nubes y las «mangas» de color blanco que caían hacia el suelo indicaban zonas de fuertes lluvias. Una de ellas era Waikiki. Es extraño pensar en Waikiki bajo la lluvia, en palmeras escondidas por la bruma o en olas que apenas brillan… pero así era.
Pero no todo era malo, a cambio, si mirábamos hacia el oeste teníamos dos preciosos arco iris uno dentro del otro. El interior con colores más intensos que el exterior. Según avanzaba el barco también lo hacía el arco iris que se iba reflejando en diversos accidentes de la costa, incluidos alguna pequeña playa. Playa, lluvia y arco iris. Probablemente no sea la imagen típica que esperamos de la polinesia, pero el resultado es tremendamente bello.