22 de enero de 2013
De tanto andar teníamos muchas sed. El guía nos había puesto los dientes largos diciendo que antes de empezar los bailes nos darían cerveza, coca-cola o agua a elegir. Al llegar nos encontramos con que nos dieron a elegir agua o agua, así que elegimos agua.
Empezaron los bailes y me pasó lo que casi siempre. Algunos de los bailarines parecen alegres, como se de verdad estuvieran en una fiestas agrícola, que por celebrarse de tarde en tarde casi siempre son alegres. Pero otros bailarines se veía que lo hacían por pura obligación, incluso alguna parecía realmente molesta. Suponemos que repetir estos bailes varias veces al día para turistas sedientos de sacar fotos, no es lo mismo que hacerlo dos o tres veces al año y «soltarse la melena».
Y ya con esto cogimos camino de regreso al barco.
* * *