1 de abril de 2013
Al salir del museo ya era muy tarde y teníamos hambre. Nuestra siguiente parada era la zona de la playa Jumeirah, el hotel «Vela» –Burj Al Arab–, Burj Khalifa, el Souk Madinak Jumeirak –famoso por los productos electrónicos– y la Isla Palmera de Jumeirah.
Para ir hacia aquella zona teníamos que ir en nuestro autobús de la «línea roja» teníamos que ir hasta una zona que actúa de intercambiador y allí coger otro de la «línea azul».
Por el camino volvimos a ver varias de esas curiosas paradas de autobús totalmente cerradas y con aire acondicionado dentro.
También pasamos por un muelle de carga de dhows. Tal como ya habíamos dicho, los dhows modernos tienen la forma de los antiguos. En vez de moverse a vela lo hacen con motor. Siguen haciendo comercio con India y África, lo mismo que han hecho los últimos siglos, pero lo que ha cambiado es la mercancía. Fíjense en la actual:
Pasamos por una mezquita en mitad de la ciudad, de la que no recuerdo su nombre (la fonoguía del autobús lo dijo, pero no lo recuerdo).
Y por fin llegamos al intercambiador allí mismo había una cafetería de tipo francés, que se llamaba PAUL y que hablaba de que era una «boulangerie». Decidimos probar suerte y comer algo rápido pues nos quedaba mucho por ver y muy poco tiempo de autobús (el último a las 19:00).
Entre varias cosas había unos bocadillos que en la carta tenían buena pinta. No parecían baratos, pero tampoco extremadamente caros. Pedimos los bocatas y al traérnoslos nos dimos cuenta de que eran muy baratos pues eran enormes. Todos pedimos lo mismo: bocadillo de atún con mayonesa.
Todo lo hay en el plato, más la cesta de pan, más la botella de aceite de oliva –español, según nos aclararon– forman parte del bocadillo. De un bocadillo. No recuerdo el precio pero era alrededor de los 5 €.
Después un postre –una fruta– y quedamos más que satisfechos.
Salimos y llegaba el autobús de la línea azul. Nos montamos y en el camino nos tropezamos con varias estaciones del metro, pues sigue nuestra misma ruta; desde el centro hasta la Isla Palmera Jumeirah.
El metro en su vía:
Se nos había olvidado señalar la ruta qie íbamos a seguir:
Nuestra ruta iba desde la ría que se ve arriba, a la derecha, hasta la izquierda a la Isla Palmera Jumeirah. La Isla que aparece al lado de la ría, en el barrio Deria, e está en proyecto, no existe y en este momento nadie sabe si alguna vez se realizará. En Dubái ha estallado una burbuja de la construcción similar a la española.
Al bajar por la costa esperábamos ver la playa Jumeirah, la Isla Palmera Jumeira, que si está construida, y pasar por la torre Burj Khalifa que, hoy es la más alta del mundo.
Todos estos sitios, vistos desde el autobús decepcionan enormemente. Por ejemplo, de la Isla Palmera no ves nada global, solo detallitos. Recorrimos la isla de lado a lado por el eje central, pero desde allí no hay forma de ver su forma, ni casi nada. Para verla bien no cabe duda de que hay que hacerlo desde el aire. Con la torre más alta del mundo pasa algo parecido, se ve una base muy grande y un edificio alto, que no impresiona si no te dicen que tiene más de ochocientos metros de alto –dicen que tiene 825–. Debe ser impresionante la vista desde la mitad de la torre. Hay un ascensor que te lleva, pero, además de que pierdes el autobús y hay que esperar al siguiente, cuesta 26 € por persona, con reserva previa. Si no has reservado –como era nuestro caso– 40€. Está claro que si has dado la vuelta al mundo, 40 € no dejan de ser «pecata minuta», pero el principio me resulta molesto: ¿Por subir en un ascensor 40 €? Decidimos que no, que no nos dejábamos estafar.
Tuvimos una primera vista de Burj Kalifa a lo lejos
Pasamos por Mercato, teóricamente una de las galerías comerciales más importantes de Dubái.
Una de las paradas era la de la playa pública de Jumeira, pero no bajamos pues íbamos con el tiempo muy justo.
Y a lo lejos, el hotel «Vela», Burj Al Arab. Todo en Dubái tiene que ser el más «algo» del mundo. Este es el hotel que tiene la recepción a más altura del mundo.
Al margen de que en vez de poner la recepción en la planta baja la han puesto en lo alto, destaca su forma de vela, que tiene una plataforma de helicópteros… y que te decepciona desde el suelo –al menos a mi me decepcionó–. Al haber visto en las fotos aéreas un edificio impresionante, desde sus pies no lo parece tanto.
También pasamos por dos torres gemelas muy bonitas para mi gusto:
Tal como había dicho no impresiona. Decepciona un poco. ¿Dónde están las «ramas» de la palmera, dónde las casas unifamiliares con playa delante,…?
Vista desde el aire llama muchísimo la atención:
La idea de las islas es muy interesante, cada rama de la palmera tiene dos hileras de casas unifamiliares que miran al agua. Digamos que entre ellas se dan la espalda, pero cada una de esas hileras mira al mar y delante de cada casa hay playa donde podrían tener su barquito. La idea me parece estupenda. Se multiplican enormemente los kilómetros de playa.
Además de las Islas Palmera también existe un mapamundi, hecho con islas, que no se ve nada bien desde la costa.
La idea de este mapamundi es que como Dubái quiere un turismo de lujo de todo el mundo, pretende que cada turista-rico que venga se compre una isla en su país de origen o en el que le gustaría vivir. Nos dijeron de un actor australiano que ha comprado su isla en «Australia», pero no sé si creérmelo. Me explico, también en la «La Palmera» nos comentaron dos o tres artistas de Hollywood que habían comprado su chalecito. No digo que no haya sido así, pero me suena mucho más a que se lo han regalado a cambio de poder decir que lo han comprado… pero no tengo ninguna prueba.
Las islas artificiales; se han construido sacando la arena del fondo y poniéndola en los lugares adecuados. El sacar la arena se hace con máquina similares a las dragadoras. La única diferencia es que en vez de echar la tierra encima de barcazas, aquí se deposita sobre el fondo y se hace una montaña que va creciendo hasta que sale a la superficie y queda una isla. La técnica se llama del arcoíris, pues muchas veces al caer los chorros de arena y agua se forman dichos arcos.
Seguimos nuestro viaje por la isla, que tal como ya he dicho me decepcionó:
Cruzamos la puerta del hotel y por detrás el sol ilumina muy bien.
Atlantis quiere ser un homenaje a la Atlántida de Platón, pero en mi opinión se pasan. Lo cuentan todo como si fuera una realidad. Me hubiera gustado mucho más si en algún lugar mencionasen «el mito».
Nos fuimos y vimos esta curiosa palmera que parece hecha de placa metálicas.
Pasamos por la plaza del silicio:
Volvemos a ver a lo lejos el hotel Burj Al Arab.
Volvemos a ver las estaciones de bus con aire acondicionado y llena de anuncios por toda la cristalera.
Pasamos por la pista de sky de Dubái. Sí, en Dubái se puede esquiar con nieve de verdad, no con nieve química. Se esquía en un edificio totalmente cerrado en el que el que se crear nieve artificial –de agua– en una pista que tiene bastante altura.
Y, por fin, sobre la vía del metro otro de los emblemas de nuestro viaje: la torre más alta del mundo.
Este post se está alargando demasiado. Así que acabamos aquí. Continuaremos con algunas fotos de la torre más alta del mundo.
Nota fotos. Salvo las fotos que tienen un agradecimiento específico, como por ejemplo Wikipedia, son nuestras y las licenciamos con
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