La primera imagen que transmite Dubái es la de unos niños ricos a los que les gusta la arquitectura y han mandado fabricar unas maquetas de edificios curiosos; pero, como son niños, se olvidaron de que las maquetas son a escala —a pequeña escala— y han construido los edificios de verdad. Los edificios «más» algo del mundo. Burj Khalifa es la torre más alta del mundo. Burj Al Arab tiene la recepción más alta del mundo. El complejo comercial de Dubái (Dubái Mall) es el más visitado del mundo y el más grande en número de tiendas...
Cuando no logran descubrir en qué lo que han hecho es «más grande del mundo» buscan a ver si es el más grande de la península arábiga, sino de los Emiratos y por fin del propio Dubái… Y se lo dicen a Guinnes y les dan el diploma y figura en sus libros…
Asusta un poco la cantidad de mezquitas que han construido; se las han pedido a los mejores arquitectos y algunas son auténticas maravillas; aunque a los no islámicos nos está vetada la entrada. Acabo de recordar que la guía del «Big Bus» insistió muchas veces en que Dubái y Abu Dhabi eran muy tolerantes religiosos pues permitían que hubiera templos de otros cultos, como por ejemplo católicos; eso sí, en sus mezquitas —salvo contadas escepciones—, como prueba de apertura y de tolerancia, no permiten entrar a los no islámicos…
Sorprende, en un entorno tan moderno, encontrar muchas mujeres vestidas de negro de pies a la cabeza e incluso totalmente tapadas con burka. Supongo que es otra prueba de la tolerancia, a nadie se le obliga a ir vestido del modo occidental pueden ir con el traje tradicional… 🙂
Ante una pequeña crítica mía a la cantidad de mujeres vestidas completamente de negro,… una compañera de viaje me dijo que tampoco podían quejarse demasiado pues en sus casas, en fiestas que hacen con las amigas, lucen las joyas que tienen y los vestidos de marca,… Muchas joyas, muchos vestidos de Dior, Ives Saint Laurent, etc. Me daba la sensación de que envidiaba su vida, sobre todo por las joyas. Me sorprendió; yo que soy un poco más simple, me parece que las jaulas, aunque tengan barrotes de oro y estén adornadas con lámparas de diamantes, no dejan de ser jaulas; pero, claro, eso soy yo, que tengo un cierto ramalazo a la intolerancia. Ella se fijaba en que las varillas de la jaula eran de oro, yo en que era una jaula.
Por suerte para mí, sacrifiqué las compras en el «Dubai Mall», pues por muy grande que sea y muchas tiendas que haya no dejan de ser tiendas, de esas que se encuentran en todas partes desde Nueva York a Singapur pasando por Zurich,… y me fui a dar un paseo en dhow por la ría de Dubái; vi los dhows con su carga de frigoríficos, televisores y hornos de microondas y recordé las viejas aventuras de piratas de Emilio Salgari; vi los embarcaderos; vi gente en sus barcas; en sus coches;… ví autobuses llenos de obreros; vi trabajadores en las carreteras; vi un precioso museo etnográfico; me maraville con las «torres de los vientos» y la inteligencia de los humanos de hace cinco mil años; vi un campamento simulado de beduinos, y me fui a corretear en 4×4 por el desierto; vi camellos y las flores del desierto —¡en el desierto hay flores—; vi… Sacrifiqué una comida en el Burj Al Arab a todo lujo y tomé un bocata de atún con mayonesa en Paul.
Por suerte, Dubái es mucho más que el delirio paranoico de unos jóvenes que de mayores quieren ser arquitectos. Dubái merece una visita más calmada que la que hemos hecho nosotros, pero probablemente, si volvemos, no nos verán en el «Dubái Mall», salvo para ver el espectáculo de luces en sus fuentes.
La primera vez que estuve en Dubái fue en 2013, en un crucero de la vuelta al mundo. Lo que dije entonces pueden verlo aquí:
En esta nueva versión, sigo la idea general de aquel post aunque corrijo y añado algunas cosas.
BURJ KHALIFA y DUBAI MALL
Ahora el orden de la visita es un poco diferente, nuestra primera parada es Burj Khaliffa y Dubai Mall.
Por la noche, esperábamos una visión distinta de Burj Khalifa, pero lo que vimos fue inesperado. La torre surgía de entre la noche a retazos: manchas de luz separadas por la negra noche.
ISLA PALMERA. HOTEL ATLANTIS
Dentro del complejo hotelero hay un centro comercial con algunas tiendas, una acuario e incluso un restaurante desde el que se ven los peces.
A veces en los viajes no es nada fácil encontrar un baño. En los bajos del hotel Atlantis los hay esplendidos y gratuitos.
Tras esta breve vista de Atlantis iluminado, nos vamos hacia Wafi. Al salir me sorprenden cuatro coches eléctricos de la marca Tesla. Eléctricos en el golfo Pérsico.
LUZ Y SONIDO EN WAFI
Tal como ya hemos dicho, Wafi son unos grandes almacenes en los que destaca la decoración de tipo egipcia aunque no es la única.
Por la noche ofrecen un espectáculo soberbio de luz y sonido que dura en torno a una hora. El espectáculo no es en un lugar en concreto, es en todo el recinto: a izquierda, derecha, delante, detrás, arriba, abajo… El número de proyectores para hacerlo es enorme. No me atrevo a dar una cifra pero seguro que son cientos de «gobos«.
Ahora nos vamos a la Grecia clásica, aun edificio con aires del Partenón, que se viste de colores.
Estas imágenes estáticas son tan solo una muestra del juego de colores e imágenes que nos hacen ver en el centro comercial de Wafi; pero les falta movimiento. También sacamos unos minutos de vídeo para que se apreciara ese movimiento. Lo tienen aquí. Dura 1 minuto, suficiente para que vean el ritmo y escuchen la música del espectáculo.
El espectáculo nos gustó mucho y nos quedamos con la sensación de que había que volver. Nosotros vimos un trozo de la parte egipcia y otro de la griega, pero el espectáculo ocurría en muchos sitios a la vez, aunque la música era única. Nos dieron ganas de volver al día siguiente, pero era imposible pues a esas horas de la noche ya estaríamos volando a Madrid.
Cogimos el autobús de vuelta que nos llevó hasta Paul. A aquellas horas ya no había autobús que nos llevara hasta el barco y allí cogimos un taxi que por siete euros nos llevó al barco.
Esa noche nos fuimos a la cama con un grato de sabor de boca. El día había sido largo y cansado, pero habíamos visto muchas cosas… y se nos habían quedado sin ver muchas más.
Subimos al bar y nos tomamos unos cócteles con alcohol: con Curaçao, tequila, y ron. Y después a la cama, mañana también teníamos un programa intenso. Muchas horas de vuelo.
La primera vez que visité Dubái fue en el año 2013 en un crucero de la vuelta al mundo. La entrada que hice entonces pueden verla en este enlace: https://viajes.ares.fm/?p=4558.
Lo que hago en esta nueva versión es modificar ligeramente lo que escribí entonces, con algún dato nuevo.
Nuestra siguiente parada era en el centro comercial Dubái Mall que está al lado del Burj Khalifa:
Los habitantes de Dubái dicen que el «Dubai Mall» es el centro comercial más grande del mundo; pero ya sabemos que tienen tendencia a hacer que todo lo suyo sea «lo más grande». No cabe duda de que es enorme: más de 1 200 tiendas, que venden de todo: moda, fotografía, electrónica, computadores, tablets, teléfonos móviles … y unos 200 restaurantes, cines….
Hasta donde nosotros hemos investigado, el Dubai Mall es el más grande del mundo en número de tiendas, pero en superficie hay otros que le ganan, aunque están haciendo obras de ampliación. Hoy tiene una superficie de un poco más de medio millón de metros cuadrados en seis pisos de tiendas. También hay tres plantas de aparcamiento…
Parece ser que los grande almacenes de Dubai son los más visitados del mundo, con cien millones de personas al año.
Para las personas que quieren comprar es uno de los puntos obligados de visita. Por otra parte entre el Mall y el Burj Khalifa hay un lago con unos preciosos juegos de luz. Lamentablemente para nosotros, teníamos poco tiempo y debíamos elegir. Así que elegimos no ver el espectáculo de las fuentes de Burj Khaliffa y sí ver los del centro comercial WAFI, que mostraremos un poco más adelante, en otro post.
Aquí tienen unas imágenes de lo que es la «fuente de Dubái» –que se inauguró el mismo día que el Dubai Mall: octubre 2008– y algunas fotos de sus juegos de luz, que insisto, no hemos visto nada más de refilón, al pasar el autobús por allí. Las fotos que vienen a continuación son de wikipedia.
Al atardecer vimos la torre Burj Khalifa, así:
Mirando hacia el lado contrario de la torre, al fondo, al otro lado de la ría, se ven las torres gemelas, que vimos durante nuestro viaje en dhow, aunque ahora la iluminación es totalmente distinta.
Volviendo la mirada a la torre, vemos:
No vamos a mostrar más fotos del atardecer en esta torre porque habíamos decidido volver por la noche y pensamos que las fotos nocturnas podían ser interesantes.
Ahora nuestra intención era ir al intercambiador —al lado de la cafetería PAUL— para hacer más o menos el mismo viaje que acabamos de hacer: playa Jumeira, Burj Al Arab, Isla Palmera, Hotel Atlantis, Dubai Mall, Burj Khalifa… pero de noche, para acabar en el centro comercial Wafi viendo su espectáculo de luz y sonido.
En al camino hacia el intercambiador volvimos a ver edificios ya conocidos, pero otra luz.
Pasamos por Wafi
Y así llegamos a la cafetería PAUL donde cambiamos de autobús. AL lado de la cafetería está el intercambiador.(El tour nocturno tiene un precio aparte).
Nota fotos. Salvo las fotos que tienen un agradecimiento específico, como por ejemplo Wikipedia, son nuestras y las licenciamos con
En 2013 visité por primera vez Dubái, en un viaje de la vuelta al mundo. Mis impresiones de entonces pueden verse en el siguiente enlace:
He vuelto a visitar Dubái en 2018 en un crucero de Pullmantur desde Atenas a Dubái. En esta entrada básicamente repito lo ya dicho en 2013, pero modificando algunas cosas.
Al salir del museo ya era muy tarde y teníamos hambre. Nuestra siguiente parada era la zona de la playa Jumeirah, el hotel «Vela» —Burj Al Arab—, Burj Khalifa, el Souk Madinak Jumeirak —famoso por los productos electrónicos— y la Isla Palmera de Jumeirah.
Para ir hacia aquella zona teníamos que ir en nuestro autobús de la «línea roja» teníamos que ir hasta una zona que actúa de intercambiador y allí coger otro de la «línea azul».
Por el camino volvimos a ver varias de esas curiosas paradas de autobús totalmente cerradas y con aire acondicionado dentro.
También pasamos por un muelle de carga de dhows. Tal como ya habíamos dicho, los dhows modernos tienen la forma de los antiguos. En vez de moverse a vela lo hacen con motor. Siguen haciendo comercio con India y África, lo mismo que han hecho los últimos siglos, pero lo que ha cambiado es la mercancía. Fíjense en la actual:
Pasamos por una mezquita en mitad de la ciudad, de la que no recuerdo su nombre (la fonoguía del autobús lo dijo, pero no lo recuerdo).
Y por fin llegamos al intercambiador allí mismo había una cafetería de tipo francés, que se llamaba PAUL y que en su publicidad decía que era una «boulangerie». Decidimos probar suerte y comer algo rápido pues nos quedaba mucho por ver y muy poco tiempo de autobús (el último a las 19:00). PAUL es una cadena de establecimientos francesa que en la ciudad de Dubái hay varios. En cada mesa había una botellita de aceite de oliva español.
Entre varias cosas había unos bocadillos que en la carta tenían buena pinta. No parecían baratos, pero tampoco extremadamente caros. Pedimos los bocatas y al traérnoslos nos dimos cuenta de que eran muy baratos pues eran enormes. Todos pedimos lo mismo: bocadillo de atún con mayonesa.
Todo lo hay en el plato, más la cesta de pan, más la botella de aceite de oliva –español, según nos aclararon– forman parte del bocadillo. De un bocadillo. No recuerdo el precio pero era alrededor de los 5 €.
Después un postre —una fruta— y quedamos más que satisfechos.
Salimos y llegaba el autobús de la línea azul. Nos montamos y en el camino nos tropezamos con varias estaciones del metro, pues sigue nuestra misma ruta; desde el centro hasta la Isla Palmera Jumeirah.
El metro en su vía:
Se nos había olvidado señalar la ruta que íbamos a seguir:
Nuestra ruta iba desde la ría que se ve arriba, a la derecha, hasta la izquierda a la Isla Palmera Jumeirah.
Al bajar por la costa esperábamos ver la playa Jumeirah, la Isla Palmera Jumeira y pasar por la torre Burj Khalifa que, hoy todavía es el edificio habitado más alto del mundo.
Todos estos sitios, vistos desde el autobús decepcionan enormemente. Por ejemplo, de la Isla Palmera no ves nada global, solo detallitos. Recorrimos la isla de lado a lado por el eje central, pero desde allí no hay forma de ver su forma, ni casi nada. Para verla bien no cabe duda de que hay que hacerlo desde el aire. Con la torre más alta del mundo pasa algo parecido, se ve una base muy grande y un edificio alto, que no impresiona si no te dicen que tiene más de ochocientos metros de alto —dicen que tiene 825—. Debe ser impresionante la vista desde la mitad de la torre. Hay un ascensor que te lleva, pero, además de que pierdes el autobús y hay que esperar al siguiente, cuesta 26 € por persona, con reserva previa. Si no has reservado —como era nuestro caso— 40€. Está claro que si has dado la vuelta al mundo, 40 € no dejan de ser «pecata minuta», pero el principio me resulta molesto: ¿Por subir en un ascensor 40 €? Decidimos que no, que emplearíamos el dinero en algo mejor.
Tuvimos una primera vista de Burj Kalifa a lo lejos
Pasamos por Mercato, teóricamente una de las galerías comerciales más importantes de Dubái.
Una de las paradas era la de la playa pública de Jumeira, pero no bajamos pues íbamos con el tiempo muy justo.
Y a lo lejos, el hotel «Vela», Burj Al Arab. Todo en Dubái tiene que ser el más «algo» del mundo. Este es el hotel que tiene la recepción a más altura del mundo y, según su publicidad, es el hotel más lujoso del mundo: «de siete estrellas». Yo a eso no lo hago demasiado caso, pues tal como acabo de decir en Dubái, todo es lo «más» de algo.
Al margen de que en vez de poner la recepción en la planta baja la han puesto en lo alto, destaca su forma de vela, que tiene una plataforma de helicópteros… y que te decepciona desde el suelo —al menos a mí me decepcionó—. Al haber visto en las fotos aéreas un edificio impresionante, desde sus pies no lo parece tanto.
También pasamos por dos torres gemelas muy bonitas para mi gusto. Son las torres Al Kazim:
Tal como había dicho, la isla Palmera no impresiona. Decepciona un poco. ¿Dónde están las «ramas» de la palmera, dónde las casas unifamiliares con playa delante, …?
Vista desde el aire llama muchísimo la atención:
Mapa con fotografía desde satélite de Google.
La idea de las islas es muy interesante, cada rama de la palmera tiene dos hileras de casas unifamiliares que miran al agua. Digamos que entre ellas se dan la espalda, pero cada una de esas hileras mira al mar y delante de cada casa hay playa donde podrían tener su barquito. La idea me parece estupenda. Se multiplican enormemente los kilómetros de playa. Lo que me preocupa es el coste de mantenimiento. Hacer que una isla artificial no se desmorone no debe ser nada barato.
Además de las Islas Palmera también existe un mapamundi, hecho con islas, que no se ve nada bien desde la costa.
La idea de este mapamundi es que como Dubái quiere un turismo de lujo de todo el mundo, pretende que cada turista-rico que venga se compre una isla en su país de origen o en el que le gustaría vivir. Nos dijeron de un actor australiano que ha comprado su isla en «Australia», pero no sé si creérmelo. Me explico, también en la «La Palmera» nos comentaron dos o tres artistas de Hollywood que habían comprado su chalecito. No digo que no haya sido así, pero me suena mucho más a que se lo han regalado a cambio de poder decir que lo han comprado… pero no tengo ninguna prueba.
Las islas artificiales se han construido sacando la arena del fondo y poniéndola en los lugares adecuados. El sacar la arena se hace con máquina similares a las dragadoras. La única diferencia es que en vez de echar la tierra encima de barcazas, aquí se deposita sobre el fondo y se hace una montaña que va creciendo hasta que sale a la superficie y queda una isla. La técnica se llama del arcoíris, pues muchas veces al caer los chorros de arena y agua se forman dichos arcos.
Seguimos nuestro viaje por la isla, que tal como ya he dicho me decepcionó lo poco que se puede ver de su estructura.
El Hotel Atlantis está ubicado en la parte más alta de la palmera y su estructura es muy peculiar. Son dos torres simétricas unidas por un puente.
Cruzamos la puerta del hotel y por detrás el sol ilumina muy bien.
Atlantis quiere ser un homenaje a la Atlántida de Platón, pero en mi opinión se pasan. Lo cuentan todo como si fuera una realidad. Me hubiera gustado mucho más si en algún lugar mencionasen «el mito».
En el hotel también hay un centro comercial y un acuario. Paseamos un rato por él, pero dedicaré una entrada específica a este hotel.
Ya de regreso, desde lejos pudimos ver una imagen de los muchos rascacielos que hay en Dubái.
Ya sabemos que en Dubái todo tiene a ser «lo más… del mundo» y en el caso de la torre en espiral que vemos en el centro de la imagen, no podía ser de otro modo, es la torre en espiral más alta del mundo. Es la torre «Cayan», inspirada en el ADN. Me hace gracia esa manía de «lo mas… del mundo». No me extrañaría que las personas dubaitíes de estatura normal las llamasen «los enanos más altos del mundo».
Pasamos por una torre de apartamentos con el curioso nombre de «la plaza del silicio»:
Pasamos por la pista de esquí de Dubái. Sí, en Dubái se puede esquiar con nieve de verdad, no con nieve química. Se esquía en un edificio totalmente cerrado en el que el que se crea nieve artificial —de agua— en una pista que tiene bastante altura.
Y, por fin, sobre la vía del metro otro de los emblemas de nuestro viaje: la torre más alta del mundo.
Este post se está alargando demasiado. Así que acabamos aquí. Continuaremos con algunas fotos de la torre más alta del mundo.
Nota fotos. Salvo las fotos que tienen un agradecimiento específico, como por ejemplo Wikipedia, son nuestras y las licenciamos con