Llueve sobre Waikiki

11 de febrero de 2013

Si hay un nombre que evoca playas de arena fina, palmeras y un Sol deslumbrante que hace brillar las olas ese es Waikiki.

Al amanecer nos hemos estando acercando a Honolulú y muy pronto hemos visto que estaba cubierta de nubes y las «mangas» de color blanco que caían hacia el suelo indicaban zonas de fuertes lluvias. Una de ellas era Waikiki. Es extraño pensar en Waikiki bajo la lluvia, en palmeras escondidas por la bruma o en olas que apenas brillan… pero así era.

Pero no todo era malo, a cambio, si mirábamos hacia el oeste teníamos dos preciosos arco iris uno dentro del otro. El interior con colores más intensos que el exterior. Según avanzaba el barco también lo hacía el arco iris que se iba reflejando en diversos accidentes de la costa, incluidos alguna pequeña playa. Playa, lluvia y arco iris. Probablemente no sea la imagen típica que esperamos de la polinesia, pero el resultado es tremendamente bello.

 

Curaçao 1: Llegada

20 de enero de 2013

Hoy, día de San Sebastián, llegamos a la isla de las Antillas Holandesas llamada Curaçao. Como va siendo habitual en los últimos puertos, llegamos hacia las 8 de la mañana y saldremos a las 18:00.

Como es habitual en los trópicos amanece en torno a las 6 de la mañana y anochece hacia las 18:00. Un poco antes del amanecer estábamos a la vista de la isla:

La capital de Curaçao es Willemstad. Al fondo vemos sus luces, aunque el movimiento del barco hace que salgan movidas

La capital de Curaçao es Willemstad. Al fondo vemos sus luces, aunque el movimiento del barco hace que salgan movidas, aunque la hemos puesto pues nos parece un resultado muy estético.

Bandera de Curaçao

Bandera de Curaçao

 

Nada más bajar a unos pocos metros está la oficina de turismo, donde nos atendieron con gran amabilidad.

Oficina de turismo

Oficina de turismo

Y por primera vez nos encontramos con que no nos proponen un viaje en coche o en autobís sino que insisten en que vayamos paseando hasta Willemstad y que allí contemplemos la ciudad que está en la «Lista de Herencia Mundial» de la Unesco.

Nosotros ya conocíamos la isla, pero no habíamos visto la capital que ha resultado ser muy bonita.

No solo nos ofrecen pasear sino que hay un camino perfectamente señalizado que nos lleva desde el barco a la ciudad; se tardan unos seis minutos.

Barco al fondo. En primer plano el camino señalizado que lleva a la ciudad

Barco al fondo. En primer plano el camino señalizado que lleva a la ciudad

Paneles señalizadores. Aquí nos habla de la la gran importancia que tuvo Curaçao en el tráfico de esclavos

Paneles señalizadores. Aquí nos habla de la la gran importancia que tuvo Curaçao en el tráfico de esclavos

Una vista desde el paseo

Una vista desde el paseo

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Músico tocando el tambor de acero

Músico tocando el tambor de acero

Músico tocando el tambor de acero, que es una invención del Caribe.

Músico tocando el tambor de acero, que es una invención del Caribe.

Muchas veces en la música caribeña se oye una especie de xilófono pero no de madera sino metálico. Este es el tambor que lo produce.

Para cruzar al centro de la ciudad hay que pasar por este puente flotante.

Para cruzar al centro de la ciudad hay que pasar por este puente flotante.

En la ciudad hay lo que parecen buenos restaurantes pero casi todos de precios elevados. No parece haber restaurantes más humildes.

Carta del restaurante Kasbanini

Carta del restaurante Kasbanini

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Interior del Rif Fort

Interior del Rif Fort

Puente que nos lleva al centro de la ciudad

Puente que nos lleva al centro de la ciudad

Grenada 1. Nubes que se comen nubes

18 de enero de 2013.

Por la isla de Grenada navegamos de un modo similar al de Barbados. El barco iba por el oeste, dejando a la isla y al Sol al este. De ese modo, a la hora del amanecer la isla se interponía entre nosotros y nuestra estrella, por lo que los primeros resplandores del alba nos mostraron un  «skyline» de Grenada fiero y escarpado, totalmente distinto al plácido y llano de Barbados. Grenada tiene grandes picos escarpados que la erosión no ha tenido mucho tiempo de suavizar.

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Fiel a su cita con el reloj el Sol hacia las seis de la mañana empieza a iluminar las nubes. Hoy, tal vez sea tan solo mi imaginación pero he visto nubes con unas bocas monstruosas que se comían otras nubes.

No sé muy bien si esta nube me recue4rda a un caballo o a un galgo corredor, pero en cualquier caso es sorprendente como salta sobre las montañas de la isla.

No sé muy bien si esta nube me recuerda a un caballo o a un galgo corredor, pero en cualquier caso es sorprendente como salta sobre las montañas de la isla.

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Una extraña ave de cuello alargadísimo

Una extraña ave de cuello larguísimo –en el centro– huye de una enorme boca que quiere comérsela –a la derecha.

Una nimal de enormes fauces nos mira con ojos hambrientos

Un animal de enormes fauces nos mira con ojos hambrientos

Muchos animales huyen, aunque no sé de qué

Muchos animales huyen, aunque no sé de qué

Un monstruo de boca grande está --centro-- está siend comido por otra enorme boca --derecha.

Un monstruo de boca grande –centro– está siendo comido por otra enorme boca –derecha. ¿Y a la izquierda no hay también una enorme boca?

Un ave del paraiso con su cola desplegada encoge sus alas para comenzar el vuelo

Un ave del paraíso con su cola desplegada encoge sus alas para comenzar el vuelo

Y el ave, con sus plamas totalmente encogidas para tener una forma aerodinámica vuela hacia la derecha

Y el ave, con sus plumas totalmente encogidas para tener una forma aerodinámica vuela hacia la derecha

Por fin los rayos del Sol tiñen de rojos las nubes bajas. Está a punto de amanecer.

Por fin los rayos del Sol tiñen de rojos las nubes bajas. Está a punto de amanecer.

Un poco antes de las siete de la mañana la lancha de los prácticos aparece, se acerca a nuestro barco y una persona sube a bordo. Desde ese momento el que manda las maniobras es el práctico.

En unos minutos llegaremos al puerto de cruceros de Grenada.

 

 

 

 

 

 

 

Amanece

A las 6:30 de la mañana ponen café «para madrugadores». Me he levantado a las 6:00 y me he ido a tomar el café, pero todavía no estaba puesto. El comedor estaba tenuemente iluminado pero las mesas estaban vacías. La decoración de barquitos de cristal se balanceaban al ritmo de las olas.

De fondo había una música «neogótica» –no sé como llamarla de otra manera– que profundizaba la sensación de soledad tranquila.

Todo está tranquilo.

Me fui a popa a ver amanecer. El Sol estaba debajo del horizonte pero ya empezaba a pintar de amarillo las nubes bajas. Poco a poco, el Sol se fue elevando y el brillo de los amarillos haciéndose más luminoso.

Amanece

Amanece

A lo lejos se oyen platos que chocan con un ruido apagado por la distancia. A mi lado suenan pasos delicados que van con miedo a estropear el amanecer. Enfrente un «gimnasta» hace delicados y lentos movimientos de algo parecido a un arte marcial asiático.

La música neogótica se trueca en un ritmo moderno.

Ya hay café. Cojo mi taza y voy a sentarme. Pasos. «Morgen». «Morning». «Buenos días». Gentes que van y vienen, algunos con bandejas en las manos, otros con bebidas, casi todos con café…

Una pareja me pide que les saque una foto en la que estén ellos y la estela del barco. Es para su hija a la que le gustan las estelas. Lo hago. «Muchas gracias». «De nada».

«Buon Giorno». El día a bordo ha comenzado.