Miércoles 17 de agosto de 2014
Tal como habíamos dicho, fuimos al hotel para descansar un rato.
Una de las cosas curiosas del hotel es que en las habitaciones tenían una flecha indicando la Qibla; es decir la dirección a la Meca.
Tras descansar un rato, salimos para ir a cenar. Estamos en el boulevard en el que está el hotel. En el paseo central hay varias cosas: la escultura de un ¿león? alado
Muy cerquita hay una fuente con las luces encendidas, pues aunque en la foto no lo parezca ya está anocheciendo:
Volvemos a pasar por la estatua de Tamerlan, aunque ahora la distinta luz le da un aspecto algo fantasmagórico:
Nos dirigimos a un famoso restaurante de Samarcanda, el restaurante Samarqand.
Además de la zona cubierta también dispone de un patio en el que se puede comer. La decoración del lugar es muy interesante pues simula pinturas rupestres. En el patio hay música uzbeka, pero lamentablemente es un lugar donde se celebran bodas y festejos similares y el «chunda-chunda» que nos llega de la música de una de ellas es bastante molesto.
Había músicos interpretando música uzbeka, lamentablemente en el interior había una boda y nos llegan los sonidos bajos del interior. No resultaba del todo agradable.
En todos los sitios de uzbekistan que estuvimos la cerveza nos costó los mismo: 7 000 so’m, es decir unos dos euros la botella de medio litro servida en restaurante.
También probamos el orujo de Uzbekistan. Curiosamente lo venden en gramos. La botellita que vemos es de cien gramos y costaba algo así como cuatro euros.
Es muy curioso que todas las cenas, en cualquiera de los sitios que estuvimos nos cotó lo mismo: 50 000 so’m para dos personas, es decir unos 15 euros por persona.
Tras la cena decidimos volver a la plaza de Registan para ver el aspecto nocturno.
¿Recuerdan cómo se veía de día?
Al desaparecer los cielos, la noche le da una extraña profundidad:
En nuestra vuelta al hotel pasamos por el mausoleo de Tamerlan:
En nuestro paseo pasamos por el mausoleo de Rukhabad que fue erigido en el siglo XIV sobre la tumba del místico
Nos encontramos con un supermercado abierto y decidimos entrar para ver lo que vendían, he aquí una muestra:
En una tienda de al lado había una colección de máquinas fotográficas antiguas:
Más allá una tienda de peluches:
Y por fin llegamos a la estatua iluminada de Tamerlan que marca que ya casi estamos en el hotel:
Nos fuimos a la cama. Mañana teníamos un largo viaje.
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