12 de enero.
A bordo diariamente nos entregan un periódico que se llama «Today«, cada día el capitán hace una nota sobre temas de navegación. Ya que nos estamos acercando al paralelo 23º26’N nos dice que se llama trópico de Cáncer. El trópico es el paralelo en el cual el día del solsticio de verano a las doce del mediodía solares, el Sol está sobre nuestra vertical. O dicho de otro modo, que el Sol ilumina el fondo de los pozos –que fue el truco que utilizó Eratóstenes para calcular el diámetro de la Tierra. El capitán también dice la siguiente frase: El nombre de trópico de Cáncer y de Capricornio han sido «tomados de las constelaciones en cuyos signos el Sol entra cuando culmina en su cenit».
Hace ya mucho tiempo que había escrito un artículo en el que explicaba que lo que dice el capitán no es cierto. Me explico, es una mentirijilla venial para no complicar el tema. De hecho los que tengáis un tablet con el programa GoSkyWatchP –gratuito–, podéis poneros en esa latitud el 21 de junio y veréis que el Sol no está en Cáncer sino en Géminis. Por ello, según las palabras del capitán debería llamarse trópico de Géminis.
El caso es que cuando le pusieron el nombre, hace unos dos mil años, efectivamente el Sol culminaba en Cáncer. Es decir que en el solsticio de verano en el hemisferio norte es Sol estaba en Cáncer y de ahí el nombre. Pero debido a la precesión de los equinoccios ya no lo hace en Cáncer sino en Géminis.
El nombre de trópico también es muy significativo. Tropo significa vuelta. Los astrónomos griegos habían observado que cuando iban hacia el sur, si llegaban al trópico en el solsticio, por encima de él, el Sol estaba hacia el sur. Pero una vez que cruzaban el trópico para ver el Sol «había que darse la vuelta» pues estaba en el norte.
Hoy todavía estamos a los 27ºN. En cuanto lleguemos a los 23º26′ –es decir, al trópico de Géminis– lo escribiremos en este diario. Y cómo no, también lo haremos cuando lleguemos al Trópico de Capricornio.