11 de septiembre de 2020
Uno de los lugares más visitados de Santo Domingo de Silos no tiene nada que ver con su fantástico románico, sino con una ficción: el cementerio (falso) de Sad Hill (cuya traducción sería Colina Triste), donde se enfrentan «El bueno, el feo y el malo», una película emblemática de Sergio Leone, filmada en 1966.
Realmente el falso cementerio no está solo en Santo Domingo, está entre Contreras, Santo Domingo y Carazo.
Hace ya muchos años que yo me interesé por el cine. Incluso hice mis pinitos en dirección. Tuve la inmensa suerte de ser amigo de un productor de cine, lo que me permitió acceder a los manuscritos de los guiones. Y, lo que en mi opinión es más importante, me permitió usar equipos profesionales para mis experimentos cinematográficos. Sin duda eran muy malos; pero eran mis experimentos.
Al hablar de teatro me refiero al teatro estándar, no es de mimos o el Kabuki. Una de las cosas que aprendí de las clases, de los guiones, y de mi tutor fue que una de las grandes diferencias entre el teatro y el cine es que en el teatro lo esencial son las palabras, sin embargo, en el cine lo son las imágenes. El teatro no tiene ni cambios de plano, ni primeros planos, … Un gesto en la cara, visto a veinte metros de distancia, no significa nada. Visto en la pantalla grande, en primer plano, puede significar mucho. Él me decía que el cine por excelencia es el que no tiene diálogos, pero sí música. La música es un personaje imprescindible en el cine. Y en «El feo, el bueno y el malo» la música es, nada menos, de Ennio Morricone.
«Doce hombres sin piedad» es una película magnífica, pero más que película es teatro filmado. Un magnifico teatro, pero teatro, no cine.
Sin embargo, una película del oeste, como es «El bueno, el feo y el malo», dirigida por mi admirado Sergio Leone, es cine en estado puro. Cine.
La escena que ponía más arriba, la del duelo en el cementerio de Sad Hill, es cine en estado puro: ni una palabra; tan solo música y combinación de planos. Un plano general con los tres, primeros planos a cada uno de ellos; planos medios a dos de ellos, …
La escena del cementerio de Sad Hill se supone que ocurre en Nuevo Méjico, pero la realidad es que ese cementerio se hizo en Santo Domingo de Silos. Nada que ver con el románico. Nada que ver con la vida de los monjes. Decorado puro y simple, ¿SImple?
El decorado se hizo con ayuda de los habitantes de la zona en 1966. Poco a poco se fue deteriorando; pero al celebrar el quincuagésimo aniversario de la película; es decir, 2016, lo restauraron, añadieron alguna cosa y es lo que hoy puede verse.
En Santo Domingo de Silos hay una señal que índica cómo llegar (andando) al cementerio.
Me sorprende que el falso cementerio de Sad Hill atraiga más turistas que le monasterio de Santo Domingo… pero, confieso, que yo mismo me sentí atraído por la leyenda cinematográfica y fui a verlo. La carretera es mala. Muy mala. Pero cuando se llega allí, se recuerda la película.
Como pueden ver incluso la novia de una boda ha venido a ver Sad Hill. También vinieros otros invitados a la misma.
Un poco más adelante nos encontramos con la inconfundible silueta de Clint Eastwood.
Y también hay una placa homenaje a Sergio Leone.
Además, en este lugar se dan buenas setas, como nos da a entender este letrero.
Al igual que en Santo Domingo de Silos hay una señalización que indica cómo llegar al cementerio, creo que sería bueno que en el cementerio se dijera alguna cosa de Santo Domingo de Silos, como por ejemplo que su monasterio es una joya del románico.
.
Félix Ares is licensed under a Creative Commons Reconocimiento 4.0 Unported License.
Creado a partir de la obra en viajes.ares.fm.
Contacto con nosotros; el motivo de que no sea una imagen clara es para evitar que los robots la descubran y nos inunden el buzón de basura.