Salalah es la capital de Dhofar, provincia de Omán que hace frontera con Yemen. Tine unos 176 000 habitantes, lo que la convierten en la segunda ciudad de Omán, tras Mascate.
Ubicación de Salalh. Imagen de Wikimedia. Autor NordNordWest
Históricamente su puerto era muy importante por el trafico de incienso. La provincia Dhofar es el mayor productor del mundo de incienso. También jugaba un papel importante como puerto intermedio entre el mar Rojo y «las Indias Orientales».
El incienso son las resinas aromáticas de los árboles de la famila de las boswelias.
El arbolito. Boswelia sacra. Imagen de Wikimedia. Autor Mauro Raffaelli, al que damos las gracias.
Deatalle de como supura una resina que es el incienso. Foto de Wikimedia. Autor Mauro Raffaelli, al que damos las gracias.
El actual puerto de Salalah está a veinte kilómetros de la ciudad. Se trta de un puerto tremendamente inhóspito. Desde el barco hasta la entrada del mismo hay unas lanzaderas que te llevan gratuitamente. En esta ocasión no tuvimos ningún problema con los alemanes; probablemente porque nos lo tomamos con calma y salimos muy tarde.
Entre los días 3 y 7 de abril, para prevenir posibles abordajes de piratas, de los que está infestado el mar de Arabia, navegamos sin luces y en silencio de radio
El 3 de abril de 2013 recibimos una comunicación del capitán en el que se nos informaba de que desde el día 3 hasta el día 7 –en que entraríamos en el mar Rojo– volveríamos a la navegación de precaución contra piratas: sin luces de adorno, sin radio salvo lo estrictamente necesario, militares armados a bordo,… y una serie de normas para los pasajeros: si se avisa de ello acudir a los puntos de encuentros tal y tal.
Esa noche, cuando navegábamos para Salalah, nos cruzamos con bracos sin luces que parecían fantasmas. Me recordaron al «Holandés Errante».Y, por otro lado, volvimos a ver un cielo espléndido. Sin las luces de barco que nos molestaran –mejor dicho sin que la mayoría de las luces del barco nos molestaran– se veía un cielo mucho mejor que los días normales. No obstante la luz de la pantalla gigante de la piscina molestaba en todo el barco.
No llego a entender porque Costa no la apaga por las noches. Por el día es molesta, pero por la noche es tremendamente molesta.
Varias veces intenté ir a leer a la zona de aquella piscina –la cubierta– y tuve que irme pues los fogonazos de luz que pegaba el video eran tremendamente molestos. Incluso estando de espaldas. En parte los culpables del malestar eran los fotógrafos del barco a los que no se los ocurrió otra cosa que cerrar los planos en blanco. Cada vez que había un blanco, el fogonazo. No llego a entender que se apaguen todas las luces y que se deje encendida una pantalla que proyecta sus haces muy lejos en la distancia. La pantalla es como un gran foco con decenas de miles de leds.
Vimos estrellas. Vimos la Osa Mayor muy baja en el horizonte, pero la Menor y la Polar había que imaginárselas. A su lado Cefeo y Casiopea, allí Andrómeda y Perseo…
Pero era un cielo precioso.
Y sin luz en el barco, de vez en cuando mirando al norte descubríamos unas luces, eran los pueblos de la costa, o los pescadores que las usan para ver y/o para deslumbrar a los peces.
A lejos vi lo que parecía ser un gran barco iluminado por delante y por detrás; al acercarnos resultaron ser dos barquitos de pesca. Al amanecer pude ver una sombra un poco oscura entre las sombras, era un petrolero.
Amaneció. Aquel día será entero de navegación. No llegaríamos hasta Salalah hasta el día 5 de abril.
Nos bajamos del autobús y decidimos dar un paseo, por la sombra, hasta llegar al «souk» de Mutra. «Souk» es mercado. Mutra en inglés se translitera como Muttrah.
El paseo es muy agradable y a lo largo del mismo nos vamos encontrando con algunas escultura.
Fuente de delfines
Llegamos a las puertas el «souk» (zoco):
Una tienda, con lámparas chinas, en el interior del zoco
Un detalle del techo e madera
En todo el recinto huele a incienso porque hay muchos sitios donde lo están quemando. Algunas veces en incensarios improvisados.
Incienso ardiendo
En en mercado hay varias tiendas que venden incienso de distintas calidades.
Bolsa de incienso
A la entrada del zoco encontramos un cuadro que representa Mascate, con su puerto y dos de sus fortalezas.
Al Halili a la izquierda,
Puerta de salida del oeste. El cotraste de luz entre el exterior y el interior es brutal. Lo mismo ocurre con la temperatura
Desde esta puerta se ve esta torre:
Salimos del zoco y continuamos con nuestro paseo hacia el barco., siguiendo el paseo marítimo.
Fortaleza
Señora llevando un carrito de niño
Al fondo el incensario el parque Riyam
Vestidos en una tienda a pie de calle
Más vestidos de gala
En la mezquita nos advierten que la entrada es para musulmanes
Delfines
Otra mezquita en el camino. El minaretey la cúpula azules le dan un toque interesante
Peatones por el paseo marítimo y al fondo el incensario
Otra escultura con delfines
Torre fortaleza a contraluz
Mascate está rodeada de montañas
En muy poco tiempo el sol se va a poner tras ls montañas de Mascate
Cogemos la lanzadera del puerto que nos lleva a nuestra barco, antes de montar nos preguntan si vamos al Costa o al «Serenade os the Seas» de la empresa Royas Caribbean. Hay dos autobuses, cada uno de ellos lleva a un barco distinto.
Llegamos al barco y subimos a la planta de la piscina a pedir una cerveza.
Unos minutos después salimos hacia Shalala, otro puerto de Omán.
Llegamos al Palacio Real de Al Alam. Big Bus ofrecía una visita guiada incluida en el precio del billete. Nuestra intención era hacerla. Ir con el guía y que nos explicase los distintos edificios de la zona. Pero nada más bajar del autobús, la bofetada de calor fue tal que empezamos a dudarlo.
Una vista de las instalaciones del palacio. El edificio de colores del fondo es el salón del trono. Lateral derecho.
Lateral izquierdo
El sultán no vive en este palacio; se usa solamente para recepciones oficiales: cuando un jefe de estado viene a Omán o un nuevo embajador presenta sus credenciales.
Uno de los edificios del Palacio Real. Al fondo la fortaleza Al Halali
Un pájaro de la zona
la bandera de Omán y al fondo una torre de la fortaleza
Llegados a este punto el sol ya había podido con nosotros. Estábamos cansados y sedientos. Y todavía faltaba media hora para que llegara el guía, así que buscamos un bar.
Lo vimos rápidamente; estaba cerca; pero «cerca» cuando el sol nos pega verticalmente y con una temperatura cerca de 40º es otra cosa que la que pensamos en España…
El letrero del bar
Pedimos unas bebidas y nos las sirvieron muy frías. Nos entraron de maravilla.
Un Sprite. En total, por las tres cosas, nos han cobrado 3 US$.
Una Coca Cola light
¿Que como sé qué es una Coca Cola Light? Pues si damos media vuelta a la lata, vemos esto:
Cuando ya estábamos disfrutando de nuestra bebidas llegó un joven, vestido con chilaba, que nos saludo. Pidió algo de comer, un arroz con algo, y nos sorprendió que lo comiera con las manos. Sabíamos que el comer arroz haciéndolo una pelota y llevándoselo a la boca con la mano era típico de algunos lugares, como por ejemplo, Tailandia; pero no lo sabíamos de Omán. Pero así era.
Acabó de comer y nos preguntó si éramos de «Costa». Le dijimos que sí y nos dijo que él era el guía de la excursión al Palacio, que si queríamos le siguiéramos. Le seguimos, otra vez el sol, otra vez cien metros nos parecieron kilómetros,… nos sentamos… el guía nos dijo que le siguiéramos, pero no le seguimos. Nos quedamos sentados a la sombra esperando al autobús.
Allí mismo había unos jardines con bonitas flores:
También habíamos pensado parar en el parque Al Riyam, pero el sol nos había aplanado; así que montamos en el autobús, pasamos al lado del parque Riyam, pero no bajamos. Tan solo lo vimos de lejos, con su inconfundible incensario.
El incensario del paqrue Riyam
Omán siempre ha sido un gran productor y exportador de incienso.
Y así llegamos al paseo marítimo, también llamado «La Corniche» en la zona del mercado de Mutra (Muttrah en inglés).
El autobús nos dejó en la parada del bus turistico.
Pero decidimos dar un paseo andando por la ciudad, ver el mercado e ir al barco andando ¡por la sombra!
Nuestra intención era parar en la playa y comer algo por allí. La playa está cerca de la Gran Mezquita del Sultán Qabus, no obstante durante el viaje pudimos ver alguns cosas interesantes, como, por ejemplo, el Palacio de la Ópera.
El palacio de la ópera de lejos.
Un poco más cerca
Primer plano de la entrada al Palacio de la Ópera
En unos minutos llegamos a la playa. Nos bajamos, miramos la preciosa playa que está casi sin gente y empezamos a ver qué podíamos comer. Había una pizzeria, un Subway de bocadillos, una cafetería Costa,.. Las pizzeria la descartamos, pues estábamos hasta las narices de la comida italiana del barco; la cafetería Costa nos pareció bien, pero –no sé cómo decirlo–, era demasiado cafetería: café, tés, dulces…
Al fondo, el centro de Mascate. A nosotros nos sorprendió la poca gente en las playas
La playa es la que estamos se llama Al Qurum y tiene varios hoteles. Su precio está en torno a los 60 € la noche.
Enfrente de nosotros, en el mar, está el islote llamado Fahul. Fahul es una palabra árabe que significa tiburón; así que se trata de la «Isla Tiburón».
Es un islote pequeño; su superficie es de 2,24 km²; pero su geología es interesante y mirar los fondos buceando también. El islote se creó entre hace 55 millones de años y 35. Mayoritariamente su composición es roca caliza procedente de las conchas de animales microscópicos. También tiene margas; es decir carbonato cálcico y arcillas al 50%. Lo han declarado reserva natural y para poder ir a bucear o para pisarlo se necesita pedir permiso.
Isla Fahal: isla Tiburón. Foto del letrero que las autoridades de Mascate han puesto en la playa. Obviamente no es una foto nuestra.
Cafetería Costa, que tenía muy buena pinta, pero que no probamos.
Enfrente estaba el «Subway». Parecía nuevo. Atendiendo estaban unos jóvenes que se desvivieron por agradarnos. Nos explicaron los pecios, los añadidos,… También nos dijeron que tenían los bocatas internacionales pero también típicos de Omán. Cada uno de nosotros pidió una cosa distinta. Mi bocata estaba delicioso. No recuerdo muy bien el precio, pero para los estándares españoles era muy barato.
Llegó el autobús, nos montamos y partimos para nuestra siguiente parada: el Palacio del Sultán Qabus.
Por el camino vimos cómo es la arquitectura omaní.
Pasamos por «La Corniche». Lástima que los cristales del autobús tengan esos brillos. Pero el calor y el viento en la parte descubierta –sin cristales– es tal que no hay quien lo aguante.
En el bus dijeron qué era este edificio, pero no lo recuerdo.
En nuestro camino hasta la mezquita del sultán Qabus vimos la arquitectura de Mascate. Nada que ver con la de Abu Dabi o la de Dubái. Aquí las casas son bajas, normalmente de cuatro pisos, y todas están pintadas de los mismos colores –lo exige la ley.
A lo lejos, empezamos a ver la mezquita. Todavía nos quedaba un cuarto de hora. Pero con lo que no contábamos es que desde donde estábamos hasta la mezquita nos exigía dar tres vueltas: para arriba (derecha), para abajo, otra vez para arriba y por fin podíamos entrar.
Mezquita sultán Qabus
Llegamos cuando estaban cerrando la puerta.
«Lloramos» un poco al vigilante de la puerta y nos dejó traspasarla durante unos segundos para sacar una foto. Solo para sacar una foto. ¡Gracias vigilante!
El grupito de la izquierda fue al que nos dejaron entran para sacar una foto
Como pueden ver no cumplí estrictamente mi palabra. Me quedé a la entrada –tal como me pidió el guarda– pero saqué más de una foto.
El minarete principal de la Gran Mezxquita del Sultán Qabus tiene 90 m de alto. Hay otros cuatro minaretes de 45 m de altura. Los cinco minaretes representan los cinco pilares del Islam.
Una de las ventajas que tuvimos es que muchos visitantes se fueron y pudimos disfrutar del exterior de la mezquita casi sin gente.
La fuente de la entrada.
Estos arcos me recuerdan a una iglesia gótica. ¿Es solo a mí?
En este precioso patio también hay «toilets». Me entró la curiosidad por saber cómo eran:
Iguales que los nuestros
La mezquita tiene una capacidad para que 20 000 fieles recen. Es decir, es muy grande.
Las grandes avenidas con árboles a los lados me resultaron muy acogedoras:
Distancia y soledad
Al acercarnos, resultaba más acogedor. Silencio. Sol. Pájaros. Brisa…
Jardín de flores y aves revoloteando.
¿Las aves se confunden con las farolas y las grúas? Acerquemonos
Desde esta posición la mezquita sí que parece grande
En el exterior hay jardines con flores bonitas. Pero la sensación general no me gustó. Me dio la sensación de desangelado. Y las grúas del fondo no favorecen la impresión.
En una esquina un minarete de 45 m
Torre y césped
Descansando en los escalones de la entrada
Otra vez la sensación de soledad y de otoño. Estamos en primavera, pero estas imagen me sabe a otoño
Nos vamos, no sin antes echar una mirada a nuestro alrededor:
Esperamos al autobús que llegó a la hora prometida. Por el camino vimos más mezquitas, pero que no empequeñecen la imagen de la del Sultán Qabus.
Nota sobre Qabus y Qaboos. Ni que decir tiene que Qabus está escrito en árabe. Al pasarlo al inglés es normal que la «u» la conviertan en «oo», pero en castellano es un poco absurdo. Lo coherente es poner Qabus.
Poco después de amanecer, el barco se encontraba muy cerca de Mascate. A lo lejos se veía un islote muy cerca de la costa:
Tal como estaba previsto llegamos al puerto de Mascate a las 8:30; unos pocos trámites aduaneros y a las nueve podíamos bajar. Teníamos prisa pues sabíamos que la mezquita del sultán Qaboos cerraba a las once.
Puerto Sultán Qabus
Teníamos contratado el «Big Bus» de Omán, y pensábamos, erróneamente, que funcionaría como en Abu Dabi y en Dubái: que el bus estaría cerca del punto de atraque del barco. Tal como he dicho fue un error; el bus estaba fuera del puerto y desde el punto de atraque hasta la salida del puerto había una distancia considerable que, lo más grave, es que las autoridades de Omán no dejaban hacer a pié; había que coger obligatoriamente un autobús que te llevabas desde el barco a la puerta; según ellos gratuito. Según nosotros: hubiéramos preferido mil veces que cobraran y que funcionase.
Los autobuses tardaban en llegar la gente iba bajando del barco y esperaba. Pero allí había un montón de lobos. Más o menos había una cola. Pero si el autobús paraba en mitad de la cola, los de la mitad no dejaban que subieran los primeros sino que se abalanzaban como fieras a subir. Logré que mis compañeros subieran en uno, pero yo me quedé abajo: el primero. Llegó el autobús y una alemanota no me dejó subir. Me enfrente a ella. Me llamó de todo. Por fin subí. Al bajar, una alemana se me acercó y, en castellano, me pidió disculpas en nombre de los alemanes. Aquellas fueras no estaban educadas. Después me aclaro algo: «bueno, en realidad no son alemanes, ya sabes, son del este». Yo no sabía nada, pero agradecí que un alemán reconociera que se estaban comportando como fieras.
Salimos del puerto y el Big Bus resultó que tenía su parada a algo más de un kilómetro. Fuimos andando tranquilamente y vimos una cola muy bien formada para subir en él. En cabeza estaba un matrimonio de personas mayores de unos 65 años. Llegó el autobús. Esperamos s que bajasen los que iban en él y cuando el matrimonio se disponía a subir las fieras alemanas se abalanzaron, los empujaron y los echaron. El autobús se llenó, nosotros no pudimos subir, pero el matrimonio tampoco. Eran los primeros y llevaban una hora esperando. ¿Qué agradables, esos alemanes, verdad? Digo esos porque no me cabe la menor duda de que la mayor parte de los alemanes son educados y respetan las colas; pero a nosotros, en el barco, nos tocó una pandilla de impresentables. Impresentables entre gente que uede pagarse un viaje de la vuelta al mundo.
Big Bus de Mascate
El «Big Bus» de Mascate, fue muy malo. En parte siento un cierto nudo en el estómago pues pienso que tengo algo de culpa. En Abu Dabi nos gustó tanto que lo comentamos como algo bueno. La voz se corrió: ¿Por qué pagar la excursión del barco –el triple de precio– o a un taxi –que no sabes cómo te saldrá– si hay un tour con una calidad estándar bien montado?
El Mascate estaban desbordados. No tenían capacidad para atender a dos barcos. Además del nuestro, más o menos a la vez que nosotros llegó el «Serenade of the seas». Big Bus no tenía capacidad para resolverlo.
Por fin montamos y tratamos de llegar a la Gran Mezquita del Sultán Qabus antes de que cerraran el acceso –a las 11–; no lo logramos, pero, a pesar de todo, fue muy interesante. Es más, quizá el no poder entrar nos permitió ver con calma –y sin gente– cosas que de otro modo no hubiéramos visto.
El martes 2 de abril íbamos a estar en Dubái solo medio día; teníamos que embarcar a las 12:30. Una de las excursiones que estaban incluidas en el precio del crucero era la de que un conductor experto nos llevara unas horas conduciendo por el desierto.
Todavía recuerdo que yo trate de conducir por el desierto de Atacama, en Chile, y en el momento que abandoné la carretera, el coche se me quedó con las ruedas enterradas en la arena y tuvieron que ayudarme a sacarlo. Así que lo de conducir en en desierto, y en nuestro caso incluso por las dunas, me parece muy difícil. Nos montamos en un coche con tracción a las cuatro ruedas y nos fuimos hacia el desierto. Allí, el conductor, experto en conducir por el desierto, hizo maravillas.Algunas me sorprendieron; por ejemplo el coche derrapaba hacia la derecha, el chófer movía el volante en esa dirección.
Al subir y bajar de las dunas el coche se inclinaba una barbaridad —al menos esa era la sensación que percibíamos desde dentro. Nuestro conductor nos dijo que para poder conducir por el desierto necesitan un carnet especial que solo da el gobierno tras un curso de la especialidad. No me pareció que fuera nada fácil.
Nada más bajar del barco; en la explanada del propio puerto había más de doscientos 4×4, todos blancos, esperándonos; en cada coche montamos cinco personas y salimos hacia el desierto.
Vamos muchos 4×4 unos detrás de otros, como si fueran procesionarias del pino. Nuestro coche es el 175. 175 coches son muchos, pero normalmente en las excursiones nunca va un coche solo por motivos de seguridad.
Me gustaría saber mucho más de plantas de lo que sé para poder decirles el nombre de esta. Me atrevo a sugerir que tal vez sea una Haloxylon salicornicum, pero para ello tan solo me baso en esta página web del «Dubai Desert Conservation Reserve». El nombre que le dan en la zona es Rimth.
Hoy vemos los camellos como una figura exótica y cuesta trabajo pensar que durante milenios han sido el modo de transporte más rápido que existía. Antes de su domesticación el «vehículo» más rápido era el burro. No sabemos exactamente cuando dónde ocurrió la domesticación del camello pero sí sabemos que en el año 1 100 antes de nuestra época, su uso estaba muy difundido en el norte de Arabia («El Mundo Antiguo» de John A. Gararty y Peter Gay. Volumen 1, página 157).
Un poco más bajo había unos arbolitos con flores de cinco pétalos muy carnosos. Las hojas son de un color verde-grisaceo son también muy gruesas. Si no me confundo es el «manzano de Sodomo» (Calotropis procera) o algo parecido. Dubái.
Lo mismo que había dicho antes, me gustaría saber mucho más de botánica para estar seguro de que este arbolillo es un Calatropis procera, pero no estoy seguro. En wikipedia dicen que en castellano se llama la «Manzana de Sodoma», sus frutos deben ser tóxicos y si se comen producen vómitos, pero en esta página de Canarias, refiriéndose a una planta que a mí e parece la misma, dice que se trata del «árbol de la seda».
No solo hay huellas humanas. Los camellos también han dejado sus excrementos.
Tras la parada para contrarrestar el mareo, volvemos a los 4×4 que nos llevarán a un «campamento beduino»; mejor dicho, una representación de cómo era.
Al cabo de un rato, aquella duna sin huellas estaba así:
Aunque es mucho menos grave de lo que parece; esta noche soplará el viento y volverá a tapar las huellas, dejando tan solo las olas de arena,… olas que esperarán pacientemente a que mañana otro grupo de turistas navegue por ellas. Olas que a veces fosilizan.
Llegamos al campamento beduino, donde los que quieren se pueden montar en camello; sin pagar nada más, el paseo se incluye en la excursión.
Dentro de las tiendas se está muy bien. Fuera el calor es insoportable, dentro da gusto sentarse en esos cojines. Supongo que la razón estriba en que están construidas de telas muy gruesas que proporcionan una buena sombra y que al estar las «puertas» abiertas circula muy bien el aire y que la diferencia de temperaturas produce una corriente de aire.
Tras estar un rato en el campamento y beber agua fría (que sospecho no había en los campamentos beduinos de verdad) y algunos refrescos, decidimos irnos.
Ya de regreso al barco nos encontramos con una de las estaciones de autobús con aire acondicionado. No hay nadie esperando. Todo parece desierto. Al verla me entra una extraña sensación de soledad.
Al llegar al barco nos encontramos con un Hummer transformado en limusina.
Subimos al barco hacia las 12:30. Zarpa para Oman a las 13:00
En Youtube hemos dejado un video de 1 minuto con retazos de la carrera por el desierto.
Nota fotos y texto. Salvo las fotos que tienen un agradecimiento específico, como por ejemplo Wikipedia, son nuestras y las licenciamos con
Ahora el orden de la visita es un poco diferente, nuestra primera parada es Burj Khaliffa y Dubai Mall.
Palmeras iluminadas con leds en el Dubai Mall
Señal que anuncia una de las entradas del Dubai Mall
Detalle arco de entrada al Dubai Mall
Dubai Mall
Adornos leds
Burj Khalifa
Esperábamos una visión distinta de Burj Khalifa, pero lo que vemos es inesperado. La torre surge de entre la noche a retazos, manchas de luz separadas por oscuridad.
Y yo me pongo a jugar con la luz
¿Qué quería hacer aquí? No lo sé
CAMINO DE ISLA PALMERA
Volvemos a pasar por los eedificios gemelos que nos llamaron la atención esta tarde,
ISLA PALMERA. HOTEL ATLANTIS
Tras esta breve vista de Atlantis iluminado, nos vamos a Wafi.
LUZ Y SONIDO EN WAFI
Tal como ya hemos dicho, Wafi son unos grandes almacenes en los que destaca la decoración de tipo egipcia aunque no es la única.
Por la noche ofrecen un espectáculo soberbio de luz y sonido que dura en torno a una hora. El espectáculo no es en un lugar en concreto, es en todo el recinto: a izquierda, derecha, delante, detrás, arriba, abajo… El número de proyectores para hacerlo es enorme. No me atrevo a dar una cifra pero seguro que son cientos de «gobos«.
En el interior de Wafi
Interior Wafi
Interior Wafi
Interior Wafi
Interior Wafi
Interior Wafi
Interior Wafi
Exterior
Columnas vestidas de azul
Ahora se vestidas de color fucsia
La foto anterior, en negativo se ve un poco más clara
Ahora nos vamos a la Grecia clásica, aun edificio con aires del Partenón, que se viste de colores.
Nos vamos a la vieja Grecia, a un edificio clásico
Estas imágenes estáticas son tan solo una muestra del juego de colores e imágenes que nos hacen ver en wafi; pero les falta movimiento. También sacamos unos minutos de vídeo para que se apreciara ese movimiento. Lo tienen aquí. Dura 1 minuto, suficiente para que vean el ritmo y escuchen la música del espectáculo.
El espectáculo nos gustó mucho y nos quedamos con la sensación de que había que volver. Nosotros vimos un trozo de la parte egipcia y otro de la griega, pero el espectáculo ocurría en muchos sitios a la vez, aunque la música era única. Nos dieron ganas de volver al día siguiente, pero a esas horas de la noche ya estaríamos embarcados rumbo a Omán.
Esa noche nos fuimos a la cama con un grato de sabor de boca. El día había sido largo y cansado, pero habíamos visto muchas osas… y se nos habían quedado sin ver muchas más.
El autobús nos llevó hasta Paul
y allí cogimos un taxi que por siete euros nos llevó al barco.
Subimos al bar y nos tomamos unos cócteles con alcohol: con Curaçao, tequila, y ron. Y después a la cama, mañana también teníamos un programa intenso. Queríamos ir a desierto, ver cómo se conduce en las dunas y ver cómo viven los beduinos.
Nuestra siguiente parada era en el centro comercial Dubái Mall que está al lado del Burj Khalifa:
Los grandes almacenes de Dubái (Dubai Mall) –en rojo– están al lado de la torre más alta del mundo, Burj Khalifa –en blanco.
Los habitantes de Dubái dicen que el «Dubai Mall» es el centro comercial más grane del mundo; pero ya sabemos que tienen tendencia a hacer que todo lo suyo sea «lo más grande». No cabe duda de que es enorme: más de 1200 tiendas, que venden de todo: moda, fotografía, electrónica, computadores, tablets, teléfonos móviles … y unos 200 restaurantes, cines….
Hasta donde nosotros hemos investigado, el Dubai Mall es el más grande del mundo en número de tiendas, pero en superficie hay otros que le ganan, aunque están haciendo obras de ampliación. Hoy tiene una superficie de un poco más de medio millón de metros cuadrados en seis pisos de tiendas. También hay tres plantas de aparcamiento…
Parece ser que los grande almacenes de Dubai son los más visitados del mundo, con cien millones de personas al año.
Para las personas que quieren comprar es uno de los puntos obligados de visita. Por otra parte entre el Mall y el Burj Khalifa hay un lago con unos preciosos juegos de luz. Lamentablemente para nosotros, teníamos poco tiempo y debíamos elegir. Así que elegimos no ver el espectáculo de las fuentes de Burj Khaliffa y sí ver los del centro comercial WAFI, que mostraremos un poco más adelante, en otro post.
Aquí tienen unas imágenes de lo que es la «fuente de Dubái» –que se inauguró el mismo día que el Dubai Mall: octubre 2008– y algunas fotos de sus juegos de luz, que insisto, no hemos visto nada más de refilón, al pasar el autobús por allí. Las fotos que vienen a continuación son de wikipedia.
La fuente de Dubái, entre la torre Buj Khalifa y el Dubai Mall. Foto de Wikipedia
La fuente de Dubái, entre la torre Buj Khalifa –al frente– y el Dubai Mall –a la derecha–. Foto de Wikipedia
La fuente de Dubáil. Foto de Wikipedia
Al atardecer vimos la torre Burj Khalifa, así:
En el primer plano la extensión de los grandes almacenes de Dubái. Al fondo la torre Burj Khalifa
Mirando hacia el lado contrario de la torre, al fondo, al otro lado de la ría, se ven las torres gemelas, que vimos durante nuestro viaje en dhow, aunque ahora la iluminación es totalmente distinta.
Las Torres Gemelas (Twin Tovers)
Volviendo la mirada a la torre, vemos:
Burj Khalifa
Burj Khalifa
No vamos a mostrar más fotos del atardecer en esta torre porque habíamos decidido volver por la noche y pensamos que las fotos nocturnas podían ser interesantes.
Ahora nuestra intención era ir al intercambiador –al lado de la cafetería PAUL– para hacer más o menos el mismo viaje que acabamos de hacer: playa Jumeira, Burj Al Arab, Isla Palmera, Hotel Atlantis, Dubai Mall, Burj Khalifa… pero de noche, para acabar en el centro comercial Wafi viendo su espectáculo de luz y sonido.
En al camino hacia el intercambiador volvimos a ver edificios ya conocidos, pero otra luz.
El edificio cuyo tejado termina en una bola de golf (Hotel Etisalat)
Pasamos por Wafi
Centro comercial Wafi
Y así llegamos a la cafetería PAUL donde cambiamos de autobús. (El tour nocturno tenía un precio aparte).