Mar de Arabia: piratas y estrellas

Del 8 de marzo al 1 de abril: navegando por el mar arábigo, desde India a Abu Dabi

En nuestro viaje desde Mumbay hasta Abu Dabi pasamos por una zona donde han actuado los piratas somalies. Como precaución se apagaron las luces del barco y ciertas comunicaciones fácilmente interferibles. Ello hizo que, por primera vez, pudiéramos ver un cielo espléndido. Un cielo imposible de admirar con la contaminación lumínica del propio barco.

En el Mar Arábigo, también conocido como Mar de Arabia o Mar de Omán hay piratas. Hoy en día todavía los hay. No se trata de novelas a lo Emilio Salgari o las historias de piratas de Daniel Defoe. Se trata de una realidad cotidiana. Sirvan los siguientes enlaces como ejemplo:

Secuestro mercante italiano

Presuntos piratas apresados por fragata española

Presuntos piratas quisieron robar un buque argentino

Faltan los enlaces a muchos barcos pesqueros que han sido pirateados, para después pedir un precio por la liberación del barco y de los tripulantes.

Como pueden ver hay piratas y hay una operación de la Unión Europea, llamada Atalanta que trata de proteger del pirateo a los barcos. Fundamentalmente cubre el pirateo que tiene su base en Somalia y su lugar preferente de actuación es el Mar Arábigo.

Pienso que es interesante que veamos en un mapa, a qué nos estamos refiriendo:

Somalian_Piracy_Threat_Map_2010 (2)

En rojo zona de actuación de piratas somalíes.  Mapa gentileza de Wikemedia

En el siguiente mapa se ven mejor loa países que bordean el Mar arábigo.

Mar arábigo. Mapa gentileza de Wikimedia

Mar arábigo. Mapa gentileza de Wikimedia

La foto de satélite nos permite hacernos una mejor idea.

El Mar de Arabia.

El Mar de Arabia. Por el sur llega hasta las Islas Maldivas que están un poco más al sur

El día 28 de marzo salimos con destino a Abu Dabi donde llegaríamos el 31 de marzo. Si se fijan en el primer mapa, nuestra ruta, obligatoriamente, pasa por zonas donde ha habido piratas. Por eso, el capitán del barco nos sorprendió una hoja informativa en la que se nos decía que pasaríamos por zonas de piratas y que se tomarían una serie de precauciones como eran apagar las luces, poner vigías muy atentos a los posibles piratas y tener una comunicación especial y directa con la Armada italiana y con la Operación Atalanta. También nos decían que era precauciones tal vez excesivas pues nunca habían atacado a un crucero, pero que lo que hacían como prevención.

Cuando llegó la noche observamos  con gran alegría por mi parte, que se veía el cielo. Se veían las estrellas. Era la primera vez que podíamos contemplar el cielo en todo su esplendor y yo me dije: ¡Qué lástimas que no hubiera habido piratas en Australia! Me fui de allí sin poder ver las nubes de Magallanes. Sí que vi la Cruz del Sur, pero no las nubes de Magallanes, su luminosidad no era suficiente para contrarrestar la contaminación lumínica del propio barco. Allí, en popa, con las luces apagadas se podía ver un cielo magnífico. Entonces saqué a pasear mi tableta, que tenía incorporado el programa gratuito GoSkyWatch. Magnífico. Cuando tenía alguna duda del nombre de una estrella o una constelación miraba al GoSkyWatch. Primero tenía que mover en forma de 8 mi tableta para que descubriera el norte, luego apuntabas a la estrella y en la tableta tenías su nombre.

PIDO A COSTA QUE DEDIQUE UN DÍA A LA SEMANA A LA ASTRONOMÍA  APAGANDO LAS LUCES DEL BARCO.

Los primeros días de navegación sin luces fueron de sorpresas. Allá a lo lejos, se veía como una sombra fantasmal. Una zona ligeramente más oscura en la oscuridad general. Unos prismáticos te ayudaban a intuir que aquello era un petrolero. ¡Que mal se ve un petrolero no iluminado! Muy cerca de la costa se veían muchas luces, ¿un gran trasatlántico?, poco a poco las luces se fueron dispersando y alejando unas de otras; sin duda, se trataba de barcos pesqueros… Barcos pesqueros, petroleros y trasatlánticos tenían una imagen un poco fantasmal en la oscuridad de la noche.

Unos días más tarde, cuando íbamos desde Abu Dabi al Canal de Suez, en Dubái subieron soldados de la Armada italiana que vigilaban por la noche. Ellos trataron de disimular su condición, pero era bastante inútil, unos tíos altos, fuertes y jóvenes, con multitud de tatuajes, destacaban enormemente entre los pasajeros. Sé exactamente cuantos subieron, pero sospecho que dar estos detalles podría servir a los posibles piratas; así que no lo digo. Casi sin querer, una noche que estaban con mi tableta mirando las estrellas descubrí algunos de sus trucos para escudriñar el horizonte en busca de piratas, pero por las mismas razones de seguridad, prefiero no decirlo.

Llegamos a la vista de Djibouti –donde no desembarcamos – el día siguiente en que España entregaba a Portugal el mando de la operación Atalanta. En ese momento nuestros militares italianos embarcaron en cinco lanchas rápidas y se fueron hacia Djibouti. Yo no volví a verlos. Lo que no quiere decir que no volvieran.