No sé si hay un acuerdo entre los restauradores del Camino de Santiago, pero he visto en sitios tan dispares como Roncesvalles (Navarra) o Frómista (Palencia) que ofrecen el menú del peregrino por 11 €.
En Frómista, tal como han podido ver en entradas anteriores, hemos comido muy bien en el restaurante del hotel San Martín, pero quisimos probar el menú del peregrino.
Vimos un restaurante que lo ofrecían. Se trata del Van-Dos, un nombre que me sorprendió pues no tengo muy claro si es que es el segundo restaurante que tienen estos dueños y, por lo tanto, «van dos» o si es un homenaje a Jean-Claude Van Damme.
El interior era un típico restaurante popular.
El menú del peregrino no estaba mal. Tenía muchas opciones para elegir.
De primer plato nos decantamos por una menestra de verdura y unos espaguetis.
La verdad es que ahora, al ver la foto de la menestra, tiene una pinta muy apetecible. Los espaguetis también.
De segundo nos decantamos por el codillo y unas albóndigas:
El codillo estaba muy bien. Las albóndigas siempre me dan miedo, pues muchas veces son de lata con un sabor a salchicha alemana que es terrible para mi gusto. Estoy convencido de que ese es el sabor que gusta pues en caso contrario los fabricantes no lo usarían, pero para mi paladar es desastroso. En este caso no hubo problemas. Las albóndigas eran caseras, con sabor a carne picada y no a salchicha alemana.
De postre elegimos melón y una tarta con salsa de frambuesa.
Todo ello estuvo acompañado de vino tinto de mesa, gaseosa y pan bregado.
Nos atendió una camarera que cumplió su papel con diligencia y profesionalidad.
Para nuestro gusto –que no tiene porqué coincidir con el de usted– la experiencia fue muy positiva.
Se trata de un restaurante sencillo, con un menú del día de 11 €. A mí me ha gustado y me ha parecido digno. A veces he tenido problemas con personas que esperan que si cito un restaurante es porque es extraordinario. No. Esa no es mi intención. Yo soy una persona normal, humilde, viajando a precios módicos. Yo no soy crítico gastronómico. Ni quiero serlo. Simplemente soy un viajero. ¿Un peregrino? Con el bolsillo no demasiado repleto y tengo que buscar lugares sencillos, donde den un producto digno. Y Van-Dos lo es.
Nota fotos y texto. Salvo las fotos que tienen un agradecimiento específico, como por ejemplo Wikipedia, son nuestras y las licenciamos con
En la localidad de Frómista, Palencia, hay una joya del románico, que es la iglesia de San Martín. El ser un monumento tan importante ha hecho que otras iglesias que merecen la pena han pasado desapercibidas. Una de ellas es la iglesia de San Pedro, gótica del siglo XVI.
Vista por la noche, iluminada, a lo lejos, la iglesia de San Pedro da cierta sensación de fortaleza. Más que una iglesia gótica, parece de un románico tardío.
Esa sensación se desvanece en cuanto entramos dentro de la iglesia, indudablemente gótico.
La fachada de la puerta principal es claramente renacentista.
Dentro de la iglesia hay un pequeño museo. Hay pinturas de José con el niño y un cristo crucificado, que se atribuyen a Gregorio Ferro…
Si pasan por Frómista, no se limiten a ver San Martín, hay otras cosas que merecen la pena.
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En la localidad de Frómista, Palencia, hay una joya mundial del románico. Se trata de la iglesia de San Martín de Tours que está considerada por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad, asociado al Camino de Santiago y que se considera Monumento Hstórico-Artístico Nacional desde 1894. A su lado está en hotel San Martín.
El hotel San Martín es muy sencillo, de dos estrellas, pero con una característica muy importante, está a pocos metros de la iglesia de San Martín y desde las ventanas de algunas de sus habitaciones se ve la iglesia. Nosotros tuvimos la suerte de tener una de esas habitaciones y pudimos fotografiar la iglesia con multitud de iluminaciones, desde el amanecer hasta el anochecer, con focos de luz para su iluminación y simplemente con la iluminación de la calle.
Bastaba con abrir la ventana para poder sacar fotos de la iglesia.
Tal como hemos dicho es un hotel sencillo. Tiene Wifi gratuito para los clientes. En la parte baja del hotel hay una terraza, un bar y un restaurante. La comida del restaurante nos gustó. Según nos dijo la persona que nos recibió, guisa su madre y lo que hace es comida tradicional castellana.
La receta de la sopa de ajo es muy sencilla, pero es muy fácil caer en un exceso de aceite o de sal. Para mi gusto, la del hotel San Martín estaba en su punto.
A lo ancho de la geografía española hay muchas formas de preparar los callos, que van desde los callos con garbanzos típicos de Andalucía hasta los callos a la madrileña de la capital, pasando por otros guisos de diversos despojos a los que también llaman callos. Para mi gusto, los mejores callos son los que se hacen con estomago de vaca (callo) y un poco de chorizo y tal vez un poco de morcilla o morro de cerdo, pero nada más. Y esa es la fórmula que nos presentaron en el restaurante del hotel San Martín. Los que se hacen con otros despojos no me gustan
Tienen un menú del día por 13€:
Y, por supuesto, también tienen menú a la carta.
El teléfono del hotel es el: 660 570 511
Nota fotos y texto. Salvo las fotos que tienen un agradecimiento específico, como por ejemplo Wikipedia, son nuestras y las licenciamos con
En la localidad de Frómista, Palencia, hay una joya mundial del románico. Se trata de la iglesia de San Martín de Tours que está considerada por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad, asociado al Camino de Santiago y que se considera Monumento Hstórico-Artístico Nacional desde 1894.
El nombre de Frómista, una palabra que se me hace difícil de pronunciar, siempre me ha intrigado. ¿De dónde procede ese extraño nombre? Parece ser que su nombre deriva de la palabra latina frumentum que significa trigo (Este dato lo he obtenido de aquí). Se trata de un nombre muy adecuado pues estamos de lleno en las tierras de Castilla en las que destaca el cultivo de dicho cereal.
En mitad del pueblo se eleva una iglesia que destaca sobre las demás por su belleza. Tiene la simplicidad y la inocencia del románico.
Al ver esta iglesia no da la sensación de vieja. Parece nueva y ello es debido a que durante los años 1894 a 1904 fue desmontada y reconstruida. El arquitecto fue Manuel Anibal Álvarez Amoroso quien quitó muchos de los elementos que se habían añadido a lo largo de los siglos y no le tuvo más remedio que inventarse cómo serían algunos de los que faltaban, como por ejemplo, las torres del sur. Lo que había, antes de la restauración de Álvarez, es esto:
Algunos capiteles originales han sido sustituidos por copias. Los originales están en el Museo Arqueológico de Palencia. (La fuente de estos datos pueden consultarla aquí).
Las puertas y ventanas son de medio punto, es decir, con la parte superior formando un semicírculo, son típicas del románico. Y los canecillos, esas figurillas de piedra que he señalado con una flecha negra, también lo son.
En esa foto se ve una característica interesante de esta iglesia, debajo de las ventanas y rodeando por encima la puerta principal hay unos decorados como si fueran cuadrados del juego de ajedrez, se llaman ajedrezados.
Se entra por esta puerta y hay que pagar una modesta entrada. Pero antes de introducirnos en el interior vamos a ver otras fotografías desde otros lugares.
La fachada principal está flanqueada por dos torres cilíndricas. Al fondo, a la izquierda, está el hotel sonde nos alojamos. Concretamente la ventana de la izquierda fue la que ocupamos. De ello hablaremos más adelante, pues las vistas desde el hotel (Hotel San Martín) nos permitieron sacar fotos de la iglesia con todas las iluminaciones posibles.
La tercera fachada, la que se ve desde el hotel, es la oeste. Su aspecto, poco antes de que se ponga el sol, es el que se muestra a continuación.
Si nos fijamos en los tejados, vemos que hay dos naves alargadas en el oeste, y aunque no la veamos hay una tercera en el este. Es decir, se trata de una iglesia con tres naves alargadas. La nave central más alta que las dos laterales. Este tipo de construcción se llama de planta basilical. Mejor dicho, pseudobasilical. La explicación del «pseudo» es que las basílicas tienen ventanas por encima de los soportes y las pseudobasílicas no las tienen. En este caso no hay ventanas por encima de los soportes y, por lo tanto, tenemos que llamarla pseudobasílica.
Nos falta por ver la fachada norte. En este caso es donde se ven los tres ábsides correspondientes a las tres naves basilicales.
El cimborrio es una torre, normalmente cuadrangular u octogonal que se levanta sobre la nave central y cuya misión es proporcionar luz al interior. Las ventanas de las que dispone son lo más importante, pues se trata de iluminar.
Si pasamos al interior podemos ver algunas cosas muy interesantes. Nada más entrar, si nos acercamos a la nave central vemos lo siguiente:
Acercándonos hacia el fondo, podemos ver las tres imágenes: a la izquierda San Martín de Tours, del siglo XIV; en el centro la cruz con Jesucristo de gran valor, de finales del siglo XIII; y a la derecha Santiago peregrino del siglo XVI. (Referencia aquí).
El valioso Cristo merece que le hagamos un primer plano:
Pero, para mi gusto, y esto es absolutamente personal, la imagen que más me agrada, aunque sea moderna, es la de una nave lateral. Es esta:
Siento cierta debilidad por las pequeñas imágenes de vírgenes negras románicas. Esta pequeña imagen es de la iglesia de San Martín de Tours en Frómista.
Si nos acercamos un poco lo que vemos es esto:
De esta sencilla y preciosa virgen llaman la atención varias cosas, una es su color negro y la otra es el dorado de su túnica. No sé más de esta imagen. No sé de qué siglo es ni de donde proviene. Lo más que he encontrado es que «sobre la procedencia de esta talla mariana, apenas me dijo que fue un regalo de las monjas de Saldaña al párroco de Frómista, que la tenía en su casa» (Frómista y la Virgen Negra del Buen Camino). Por otro lado en la página https://www.biodiversidadvirtual.org/etno/Estatua-de-Virgen-de-la-Acogida-Fromista-img74890.html, nos dicen que es la Virgen de la Acogida y que es una talla del siglo XX.
Ante las dudas que me presentaba esta imagen decidí preguntar a los expertos, a las personas de la oficina de turismo de Frómista y han confirmado lo que he entrecomillado más arriba: la virgen es propiedad del párroco, no lo es de la iglesia. Lleva unos pocos años (cinco o seis) expuesta y el nombre de virgen de la acogida se lo dio el cura párroco.
Antigua o moderna, me gusta. Agradezco a la oficina de turismo su respuesta profesional y competente.
Los canecillos y los capiteles de las iglesias románicas cuentan historias que eran conocidas por los habitantes de la zona y de la época. A veces son historias bíblicas que somos capaces de identificar, pero otras nos sumergen en el mundo extraño que, al menos a mí, me hacen pensar en una cosmogonía sorprendente.
Capiteles del interior de San Martín de Tours en Frómista. Los canecillos también representan figuras para nosotros extrañas, pero que para aquellas gentes eran perfectamente conocidas.
N que decir tiene que hay muchas más cosas que ver, pero no quiero hacer una entrada demasiado larga.
Fuera de la iglesia, en la plaza de la población, hay reproducciones de varios de los capiteles de la iglesia. Quiero creer que son los capiteles más interesantes. A continuación muestro dos de ellos.
El precio de la entrada es de 1,5 € y los horarios y precios reducidos los podéis ver aquí.
Antes de despedirme quiero señalar simplemente que la habitación que tuvimos desde el hotel SanMartín nos permitió ver la iglesia con múltiples iluminaciones. El personal del hotel resultó muy amable, nos ayudaron en todo y comimos allí varias veces, una excelente comida castellana; pero de eso hablaré en otra entrada.
Nota fotos y texto. Salvo las fotos que tienen un agradecimiento específico, como por ejemplo Wikipedia, son nuestras y las licenciamos con
El Canal de Castilla fue una de las obras hidráulicas más importantes realizadas en España entre mediados del siglo XVIII y principios del XIX. Su objeto era transportar el trigo de Castilla a los puertos del norte. En pleno Camino de Santiago, en la localidad de Frómista, puede verse muy bien e incluso darse un paseo en barco por el canal.
La localidad de Frómista dispone de una iglesia románica que es una auténtica joya; se trata de la iglesia de San Martín de Tours que está considerada por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad, asociado al Camino de Santiago.
De esa iglesia, hablaré en otra entrada, hoy quiero hablar de otro aspecto interesante que puede verse en Frómista. Siguiendo el Camino de Santiago, a la salida del pueblo, muy cerca de la estación del tren, nos encontramos con el Canal de castilla y cuatro de sus esclusas.
Hasta 1860 se estuvo utilizando para transportar granos por medio de barcazas, que eran arrastradas por animales de tiro desde las orillas. La construcción del ferrocarril hizo que el canal dejase de ser útil.
Castilla tiene fama de ser una llanura bastante lisa; no obstante el canal tiene que salvar importantes desniveles. Esta parte del Canal pertenece al ramal norte, que tiene casi 75 km de longitud, y pasa salvar el desnivel de 85,44 m hay 24 esclusas.
Cuatro de esas esclusas están en Frómista.
Detalles de las maquinarias de las compuertas.
Por el Canal de Castilla se trasladaban barcazas. Para moverse las barcazas estaban enganchadas por maromas (sirgas) a las orillas y allí había animales de carga, normalmente mulas, o personas que tiraba de ellas. A este sistema de navegación se le llamaba «caminos de sirga».
En la página bicitarianosnelcanaldecastilla nos encontramos, entre otras muchas imágenes antiguas, muy interesantes con esta:
Cómo llegar
Desde el centro de la población, digamos desde la plaza de San Martin, la distancia es de 900 m y según Google maps se tarda 12 minutos.
Si no le apetece caminar no puede hacerlo, en la misma plaza suele estar el taxi. La carrera serán aproximadamente 3 Euros. También pueden llamar. La taxista se llama Elisa Vallejera: 670710817
Nota fotos y texto. Salvo las fotos que tienen un agradecimiento específico, como por ejemplo Wikipedia, son nuestras y las licenciamos con
La primera imagen que transmite Dubái es la de unos niños ricos a los que les gusta la arquitectura y han mandado fabricar unas maquetas de edificios curiosos; pero, como son niños, se olvidaron de que las maquetas son a escala —a pequeña escala— y han construido los edificios de verdad. Los edificios «más» algo del mundo. Burj Khalifa es la torre más alta del mundo. Burj Al Arab tiene la recepción más alta del mundo. El complejo comercial de Dubái (Dubái Mall) es el más visitado del mundo y el más grande en número de tiendas...
Cuando no logran descubrir en qué lo que han hecho es «más grande del mundo» buscan a ver si es el más grande de la península arábiga, sino de los Emiratos y por fin del propio Dubái… Y se lo dicen a Guinnes y les dan el diploma y figura en sus libros…
Asusta un poco la cantidad de mezquitas que han construido; se las han pedido a los mejores arquitectos y algunas son auténticas maravillas; aunque a los no islámicos nos está vetada la entrada. Acabo de recordar que la guía del «Big Bus» insistió muchas veces en que Dubái y Abu Dhabi eran muy tolerantes religiosos pues permitían que hubiera templos de otros cultos, como por ejemplo católicos; eso sí, en sus mezquitas —salvo contadas escepciones—, como prueba de apertura y de tolerancia, no permiten entrar a los no islámicos…
Sorprende, en un entorno tan moderno, encontrar muchas mujeres vestidas de negro de pies a la cabeza e incluso totalmente tapadas con burka. Supongo que es otra prueba de la tolerancia, a nadie se le obliga a ir vestido del modo occidental pueden ir con el traje tradicional… 🙂
Ante una pequeña crítica mía a la cantidad de mujeres vestidas completamente de negro,… una compañera de viaje me dijo que tampoco podían quejarse demasiado pues en sus casas, en fiestas que hacen con las amigas, lucen las joyas que tienen y los vestidos de marca,… Muchas joyas, muchos vestidos de Dior, Ives Saint Laurent, etc. Me daba la sensación de que envidiaba su vida, sobre todo por las joyas. Me sorprendió; yo que soy un poco más simple, me parece que las jaulas, aunque tengan barrotes de oro y estén adornadas con lámparas de diamantes, no dejan de ser jaulas; pero, claro, eso soy yo, que tengo un cierto ramalazo a la intolerancia. Ella se fijaba en que las varillas de la jaula eran de oro, yo en que era una jaula.
Por suerte para mí, sacrifiqué las compras en el «Dubai Mall», pues por muy grande que sea y muchas tiendas que haya no dejan de ser tiendas, de esas que se encuentran en todas partes desde Nueva York a Singapur pasando por Zurich,… y me fui a dar un paseo en dhow por la ría de Dubái; vi los dhows con su carga de frigoríficos, televisores y hornos de microondas y recordé las viejas aventuras de piratas de Emilio Salgari; vi los embarcaderos; vi gente en sus barcas; en sus coches;… ví autobuses llenos de obreros; vi trabajadores en las carreteras; vi un precioso museo etnográfico; me maraville con las «torres de los vientos» y la inteligencia de los humanos de hace cinco mil años; vi un campamento simulado de beduinos, y me fui a corretear en 4×4 por el desierto; vi camellos y las flores del desierto —¡en el desierto hay flores—; vi… Sacrifiqué una comida en el Burj Al Arab a todo lujo y tomé un bocata de atún con mayonesa en Paul.
Por suerte, Dubái es mucho más que el delirio paranoico de unos jóvenes que de mayores quieren ser arquitectos. Dubái merece una visita más calmada que la que hemos hecho nosotros, pero probablemente, si volvemos, no nos verán en el «Dubái Mall», salvo para ver el espectáculo de luces en sus fuentes.
La primera vez que estuve en Dubái fue en 2013, en un crucero de la vuelta al mundo. Lo que dije entonces pueden verlo aquí:
En esta nueva versión, sigo la idea general de aquel post aunque corrijo y añado algunas cosas.
BURJ KHALIFA y DUBAI MALL
Ahora el orden de la visita es un poco diferente, nuestra primera parada es Burj Khaliffa y Dubai Mall.
Por la noche, esperábamos una visión distinta de Burj Khalifa, pero lo que vimos fue inesperado. La torre surgía de entre la noche a retazos: manchas de luz separadas por la negra noche.
ISLA PALMERA. HOTEL ATLANTIS
Dentro del complejo hotelero hay un centro comercial con algunas tiendas, una acuario e incluso un restaurante desde el que se ven los peces.
A veces en los viajes no es nada fácil encontrar un baño. En los bajos del hotel Atlantis los hay esplendidos y gratuitos.
Tras esta breve vista de Atlantis iluminado, nos vamos hacia Wafi. Al salir me sorprenden cuatro coches eléctricos de la marca Tesla. Eléctricos en el golfo Pérsico.
LUZ Y SONIDO EN WAFI
Tal como ya hemos dicho, Wafi son unos grandes almacenes en los que destaca la decoración de tipo egipcia aunque no es la única.
Por la noche ofrecen un espectáculo soberbio de luz y sonido que dura en torno a una hora. El espectáculo no es en un lugar en concreto, es en todo el recinto: a izquierda, derecha, delante, detrás, arriba, abajo… El número de proyectores para hacerlo es enorme. No me atrevo a dar una cifra pero seguro que son cientos de «gobos«.
Ahora nos vamos a la Grecia clásica, aun edificio con aires del Partenón, que se viste de colores.
Estas imágenes estáticas son tan solo una muestra del juego de colores e imágenes que nos hacen ver en el centro comercial de Wafi; pero les falta movimiento. También sacamos unos minutos de vídeo para que se apreciara ese movimiento. Lo tienen aquí. Dura 1 minuto, suficiente para que vean el ritmo y escuchen la música del espectáculo.
El espectáculo nos gustó mucho y nos quedamos con la sensación de que había que volver. Nosotros vimos un trozo de la parte egipcia y otro de la griega, pero el espectáculo ocurría en muchos sitios a la vez, aunque la música era única. Nos dieron ganas de volver al día siguiente, pero era imposible pues a esas horas de la noche ya estaríamos volando a Madrid.
Cogimos el autobús de vuelta que nos llevó hasta Paul. A aquellas horas ya no había autobús que nos llevara hasta el barco y allí cogimos un taxi que por siete euros nos llevó al barco.
Esa noche nos fuimos a la cama con un grato de sabor de boca. El día había sido largo y cansado, pero habíamos visto muchas cosas… y se nos habían quedado sin ver muchas más.
Subimos al bar y nos tomamos unos cócteles con alcohol: con Curaçao, tequila, y ron. Y después a la cama, mañana también teníamos un programa intenso. Muchas horas de vuelo.
La primera vez que visité Dubái fue en el año 2013 en un crucero de la vuelta al mundo. La entrada que hice entonces pueden verla en este enlace: https://viajes.ares.fm/?p=4558.
Lo que hago en esta nueva versión es modificar ligeramente lo que escribí entonces, con algún dato nuevo.
Nuestra siguiente parada era en el centro comercial Dubái Mall que está al lado del Burj Khalifa:
Los habitantes de Dubái dicen que el «Dubai Mall» es el centro comercial más grande del mundo; pero ya sabemos que tienen tendencia a hacer que todo lo suyo sea «lo más grande». No cabe duda de que es enorme: más de 1 200 tiendas, que venden de todo: moda, fotografía, electrónica, computadores, tablets, teléfonos móviles … y unos 200 restaurantes, cines….
Hasta donde nosotros hemos investigado, el Dubai Mall es el más grande del mundo en número de tiendas, pero en superficie hay otros que le ganan, aunque están haciendo obras de ampliación. Hoy tiene una superficie de un poco más de medio millón de metros cuadrados en seis pisos de tiendas. También hay tres plantas de aparcamiento…
Parece ser que los grande almacenes de Dubai son los más visitados del mundo, con cien millones de personas al año.
Para las personas que quieren comprar es uno de los puntos obligados de visita. Por otra parte entre el Mall y el Burj Khalifa hay un lago con unos preciosos juegos de luz. Lamentablemente para nosotros, teníamos poco tiempo y debíamos elegir. Así que elegimos no ver el espectáculo de las fuentes de Burj Khaliffa y sí ver los del centro comercial WAFI, que mostraremos un poco más adelante, en otro post.
Aquí tienen unas imágenes de lo que es la «fuente de Dubái» –que se inauguró el mismo día que el Dubai Mall: octubre 2008– y algunas fotos de sus juegos de luz, que insisto, no hemos visto nada más de refilón, al pasar el autobús por allí. Las fotos que vienen a continuación son de wikipedia.
Al atardecer vimos la torre Burj Khalifa, así:
Mirando hacia el lado contrario de la torre, al fondo, al otro lado de la ría, se ven las torres gemelas, que vimos durante nuestro viaje en dhow, aunque ahora la iluminación es totalmente distinta.
Volviendo la mirada a la torre, vemos:
No vamos a mostrar más fotos del atardecer en esta torre porque habíamos decidido volver por la noche y pensamos que las fotos nocturnas podían ser interesantes.
Ahora nuestra intención era ir al intercambiador —al lado de la cafetería PAUL— para hacer más o menos el mismo viaje que acabamos de hacer: playa Jumeira, Burj Al Arab, Isla Palmera, Hotel Atlantis, Dubai Mall, Burj Khalifa… pero de noche, para acabar en el centro comercial Wafi viendo su espectáculo de luz y sonido.
En al camino hacia el intercambiador volvimos a ver edificios ya conocidos, pero otra luz.
Pasamos por Wafi
Y así llegamos a la cafetería PAUL donde cambiamos de autobús. AL lado de la cafetería está el intercambiador.(El tour nocturno tiene un precio aparte).
Nota fotos. Salvo las fotos que tienen un agradecimiento específico, como por ejemplo Wikipedia, son nuestras y las licenciamos con
En 2013 visité por primera vez Dubái, en un viaje de la vuelta al mundo. Mis impresiones de entonces pueden verse en el siguiente enlace:
He vuelto a visitar Dubái en 2018 en un crucero de Pullmantur desde Atenas a Dubái. En esta entrada básicamente repito lo ya dicho en 2013, pero modificando algunas cosas.
Al salir del museo ya era muy tarde y teníamos hambre. Nuestra siguiente parada era la zona de la playa Jumeirah, el hotel «Vela» —Burj Al Arab—, Burj Khalifa, el Souk Madinak Jumeirak —famoso por los productos electrónicos— y la Isla Palmera de Jumeirah.
Para ir hacia aquella zona teníamos que ir en nuestro autobús de la «línea roja» teníamos que ir hasta una zona que actúa de intercambiador y allí coger otro de la «línea azul».
Por el camino volvimos a ver varias de esas curiosas paradas de autobús totalmente cerradas y con aire acondicionado dentro.
También pasamos por un muelle de carga de dhows. Tal como ya habíamos dicho, los dhows modernos tienen la forma de los antiguos. En vez de moverse a vela lo hacen con motor. Siguen haciendo comercio con India y África, lo mismo que han hecho los últimos siglos, pero lo que ha cambiado es la mercancía. Fíjense en la actual:
Pasamos por una mezquita en mitad de la ciudad, de la que no recuerdo su nombre (la fonoguía del autobús lo dijo, pero no lo recuerdo).
Y por fin llegamos al intercambiador allí mismo había una cafetería de tipo francés, que se llamaba PAUL y que en su publicidad decía que era una «boulangerie». Decidimos probar suerte y comer algo rápido pues nos quedaba mucho por ver y muy poco tiempo de autobús (el último a las 19:00). PAUL es una cadena de establecimientos francesa que en la ciudad de Dubái hay varios. En cada mesa había una botellita de aceite de oliva español.
Entre varias cosas había unos bocadillos que en la carta tenían buena pinta. No parecían baratos, pero tampoco extremadamente caros. Pedimos los bocatas y al traérnoslos nos dimos cuenta de que eran muy baratos pues eran enormes. Todos pedimos lo mismo: bocadillo de atún con mayonesa.
Todo lo hay en el plato, más la cesta de pan, más la botella de aceite de oliva –español, según nos aclararon– forman parte del bocadillo. De un bocadillo. No recuerdo el precio pero era alrededor de los 5 €.
Después un postre —una fruta— y quedamos más que satisfechos.
Salimos y llegaba el autobús de la línea azul. Nos montamos y en el camino nos tropezamos con varias estaciones del metro, pues sigue nuestra misma ruta; desde el centro hasta la Isla Palmera Jumeirah.
El metro en su vía:
Se nos había olvidado señalar la ruta que íbamos a seguir:
Nuestra ruta iba desde la ría que se ve arriba, a la derecha, hasta la izquierda a la Isla Palmera Jumeirah.
Al bajar por la costa esperábamos ver la playa Jumeirah, la Isla Palmera Jumeira y pasar por la torre Burj Khalifa que, hoy todavía es el edificio habitado más alto del mundo.
Todos estos sitios, vistos desde el autobús decepcionan enormemente. Por ejemplo, de la Isla Palmera no ves nada global, solo detallitos. Recorrimos la isla de lado a lado por el eje central, pero desde allí no hay forma de ver su forma, ni casi nada. Para verla bien no cabe duda de que hay que hacerlo desde el aire. Con la torre más alta del mundo pasa algo parecido, se ve una base muy grande y un edificio alto, que no impresiona si no te dicen que tiene más de ochocientos metros de alto —dicen que tiene 825—. Debe ser impresionante la vista desde la mitad de la torre. Hay un ascensor que te lleva, pero, además de que pierdes el autobús y hay que esperar al siguiente, cuesta 26 € por persona, con reserva previa. Si no has reservado —como era nuestro caso— 40€. Está claro que si has dado la vuelta al mundo, 40 € no dejan de ser «pecata minuta», pero el principio me resulta molesto: ¿Por subir en un ascensor 40 €? Decidimos que no, que emplearíamos el dinero en algo mejor.
Tuvimos una primera vista de Burj Kalifa a lo lejos
Pasamos por Mercato, teóricamente una de las galerías comerciales más importantes de Dubái.
Una de las paradas era la de la playa pública de Jumeira, pero no bajamos pues íbamos con el tiempo muy justo.
Y a lo lejos, el hotel «Vela», Burj Al Arab. Todo en Dubái tiene que ser el más «algo» del mundo. Este es el hotel que tiene la recepción a más altura del mundo y, según su publicidad, es el hotel más lujoso del mundo: «de siete estrellas». Yo a eso no lo hago demasiado caso, pues tal como acabo de decir en Dubái, todo es lo «más» de algo.
Al margen de que en vez de poner la recepción en la planta baja la han puesto en lo alto, destaca su forma de vela, que tiene una plataforma de helicópteros… y que te decepciona desde el suelo —al menos a mí me decepcionó—. Al haber visto en las fotos aéreas un edificio impresionante, desde sus pies no lo parece tanto.
También pasamos por dos torres gemelas muy bonitas para mi gusto. Son las torres Al Kazim:
Tal como había dicho, la isla Palmera no impresiona. Decepciona un poco. ¿Dónde están las «ramas» de la palmera, dónde las casas unifamiliares con playa delante, …?
Vista desde el aire llama muchísimo la atención:
Mapa con fotografía desde satélite de Google.
La idea de las islas es muy interesante, cada rama de la palmera tiene dos hileras de casas unifamiliares que miran al agua. Digamos que entre ellas se dan la espalda, pero cada una de esas hileras mira al mar y delante de cada casa hay playa donde podrían tener su barquito. La idea me parece estupenda. Se multiplican enormemente los kilómetros de playa. Lo que me preocupa es el coste de mantenimiento. Hacer que una isla artificial no se desmorone no debe ser nada barato.
Además de las Islas Palmera también existe un mapamundi, hecho con islas, que no se ve nada bien desde la costa.
La idea de este mapamundi es que como Dubái quiere un turismo de lujo de todo el mundo, pretende que cada turista-rico que venga se compre una isla en su país de origen o en el que le gustaría vivir. Nos dijeron de un actor australiano que ha comprado su isla en «Australia», pero no sé si creérmelo. Me explico, también en la «La Palmera» nos comentaron dos o tres artistas de Hollywood que habían comprado su chalecito. No digo que no haya sido así, pero me suena mucho más a que se lo han regalado a cambio de poder decir que lo han comprado… pero no tengo ninguna prueba.
Las islas artificiales se han construido sacando la arena del fondo y poniéndola en los lugares adecuados. El sacar la arena se hace con máquina similares a las dragadoras. La única diferencia es que en vez de echar la tierra encima de barcazas, aquí se deposita sobre el fondo y se hace una montaña que va creciendo hasta que sale a la superficie y queda una isla. La técnica se llama del arcoíris, pues muchas veces al caer los chorros de arena y agua se forman dichos arcos.
Seguimos nuestro viaje por la isla, que tal como ya he dicho me decepcionó lo poco que se puede ver de su estructura.
El Hotel Atlantis está ubicado en la parte más alta de la palmera y su estructura es muy peculiar. Son dos torres simétricas unidas por un puente.
Cruzamos la puerta del hotel y por detrás el sol ilumina muy bien.
Atlantis quiere ser un homenaje a la Atlántida de Platón, pero en mi opinión se pasan. Lo cuentan todo como si fuera una realidad. Me hubiera gustado mucho más si en algún lugar mencionasen «el mito».
En el hotel también hay un centro comercial y un acuario. Paseamos un rato por él, pero dedicaré una entrada específica a este hotel.
Ya de regreso, desde lejos pudimos ver una imagen de los muchos rascacielos que hay en Dubái.
Ya sabemos que en Dubái todo tiene a ser «lo más… del mundo» y en el caso de la torre en espiral que vemos en el centro de la imagen, no podía ser de otro modo, es la torre en espiral más alta del mundo. Es la torre «Cayan», inspirada en el ADN. Me hace gracia esa manía de «lo mas… del mundo». No me extrañaría que las personas dubaitíes de estatura normal las llamasen «los enanos más altos del mundo».
Pasamos por una torre de apartamentos con el curioso nombre de «la plaza del silicio»:
Pasamos por la pista de esquí de Dubái. Sí, en Dubái se puede esquiar con nieve de verdad, no con nieve química. Se esquía en un edificio totalmente cerrado en el que el que se crea nieve artificial —de agua— en una pista que tiene bastante altura.
Y, por fin, sobre la vía del metro otro de los emblemas de nuestro viaje: la torre más alta del mundo.
Este post se está alargando demasiado. Así que acabamos aquí. Continuaremos con algunas fotos de la torre más alta del mundo.
Nota fotos. Salvo las fotos que tienen un agradecimiento específico, como por ejemplo Wikipedia, son nuestras y las licenciamos con
En 2013 visitaba por primera vez Dubái y me llamaron poderosamente la atención las llamadas «torres del viento». Lo que escribí en el año 2013 lo pueden ver e el enlace que hay a continucación:
Lo único que he hecho en esta nueva versión es añadir algunos detalles.
A unas pocas decenas de metros del Museo de Dubái, hay una «Torre de viento». Una de aquellas que fotografiamos desde la ría.
De hecho hay un museo con varias de dichas torres. Es la casa museo de Sheikh Saeed al Maktoum, pero, por desgracia nosotros no tuvimos tiempo para ir a verlo. Solo pudimos fotografiarlo desde la ría.
Las «Torres de los vientos» que en árabe se llaman Badgirs son un ejemplo de cómo cuando la gente tiene un problema inventa soluciones imaginativas. Y no ahora, ya lo hacían hace cinco mil años.
En el Diario Vasco, Félix, escribe una columna semanal. La del 10 de julio de 2013, decía así:
Torres de viento
Autor. Félix Ares
Torres que en los desiertos logran mantener una habitación a temperatura agradable
Llevan construyéndose desde hace más de cinco mil años y son una prueba del ingenio de aquellos arquitectos. Las torres funcionan con viento y sin viento y lo hacen por la noche y por el día. Hay torres de muchos tipos pero el más normal tiene la base cuadrada –prisma cuadrangular– y en su interior hay dos muros construidos en forma de x que la dividen en cuatro prismas triangulares. Normalmente son de adobe por lo que la torre-chimenea tiene una gran masa lo que hace que tarde en calentarse y también tarde en enfriarse (gran inercia térmica).Hacía muchos años que había leído sobre las torres de viento que permitían en las zonas desérticas que la temperatura en una habitación fuera agradable, e incluso había leído que en Afganistán con una torre similar había fabricado hielo. Por fin las he visto en Dubái.
Se emplean en edificios con planta baja y sótano y se elevan muy por encima de los mismos. En la parte superior de la torre hay cuatro grandes ventanales con mecanismos para abrirlos o cerrarlos. Normalmente se abren el que está en dirección del viento (barlovento) y su opuesto (sotavento) y se cierran los otros dos. Por el ventanal de barlovento penetra aire más frío que el del edificio y la corriente se conduce primero a la planta baja y después al sótano. En el sótano suele haber un pequeño estanque con agua, o simplemente esteras o telas humedecidas, que al evaporarse y sumarse a la corriente de aire lo enfría. Como el aire frío pesa más que el caliente se queda en el sótano. El aire cálido se escapa por la parte de sotavento de la torre debido a que en ella se ha creado una baja presión –efecto chimenea– que arrastra al aire caliente hacia el exterior. De ese modo, el aire circula y se renueva en el interior del edificio. En resumen: renovación, se enfría en el sótano y se queda en las habitaciones, y el aire caliente se expulsa por la chimenea.
Sin viento, el color oscuro de la torre hace que absorba mucha radiación solar, por lo que el aire en su interior se calienta y se va hacia arriba succionando el aire caliente de abajo.
Por la noche, el aire exterior suele ser más frío que el interior. El aire frío bajará por una parte de la chimenea y los adobes transferirán parte de su calor al mismo. Por lo tanto, lo que llega a las habitaciones es aire caliente. Cuando los adobes se enfrían, normalmente ya ha acabado la noche.
En zonas húmedas no funcionan pues las paredes se llenan de microorganismos que producen enfermedades.
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En una columna periodística no se puede poner mucho más por la escasez de espacio y porque no se pueden poner fotos. Pero aquí no tengo esta limitación, así que voy a comentar algunas cosas que me tuve que dejar en el tintero.
Para entender el mecanismo de la torre que «caza» los vientos lo mejor es un dibujo. Me voy a basar en uno de Wikipedia, la que se refiere a las «Torres de viento» y a los «Captadores de viento«. Lo sigo bastante aunque hay algunas modificaciones.
Hay torres de los vientos de muchos tipos: con cuatro lados, con solo dos, con seis, con ocho… El más habitual es de cuatro.
El de cuatro lados permite abriendo o cerrando ventanas que de algún modo se oriente hacia el viento. Las torres de madera y arpillera se pueden girar. Normalmente las torres están hechas de adobes, con paredes gruesas, lo que les da una gran inercia térmica. Es decir, que por día se calientan, y por la noche entregan ese calor al aire que baja hacia la habitación.
(La imagen de arriba se basa en un dibujo de Wikipedia. Las flechas negras indican simplemente la circulación del viento. En la parte baja, la flecha roja indica aire caliente, la amarilla aire templado y la azul claro aire frío y el agua del canal es azul claro por estar fría.)
En este caso, que el viento sopla por la derecha, se abren dos ventanas: la que está orientada hacia el viento y la trasera. El viento que llega penetra por la ventana de barlovento y es dirigido hacia las habitaciones de abajo. El viento en la parte de sotavento de la chimenea, por efecto Bernouille, produce una baja presión; es decir, hay un efecto de aspiración. El viento que entra por la derecha, que presiona hacia abajo, más el viento que se «chupa» hacia arriba por la izquierda, hacen que haya circulación de aire. Además, en los casos más completos de «Torre de los vientos» se construye encima de una canal que lleva agua. Y se hace otra chimenea que lleva el aire desde el exterior hasta el interior de las habitaciones. La fuerza que mueve ese aire es la baja presión creada en lo alto de la chimenea.El aire caliente y muy seco del desierto, al pasar por encima del canal de agua hace que esta se evapore. Para evaporarse necesita mucha energía (si no me confundo, y no sería la primera vez, para evaporar un gramo de agua se necesitan 550 calorías). Esa energía sale de enfriar lo que hay alrededor, entre otras cosas en el propio aire. Así que aunque el aire entre al canal caliente –en el dibujo en rojo–, sale mucho más frío –en el dibujo, color azul–. Es el mismo efecto del botijo: es un recipiente poroso que permite que parte del agua se filtre al exterior, allí, el agua se evapora quitando la energía al propio aire y a las paredes del botijo, por lo que se enfría. Así que vemos que se forma una corriente de aire y que parte del mismo se ha enfriado en el canal, lo que hace que el ambiente en la casa sea agradable. l enfriamiento se debe a dos motivos, uno es el «efecto botijo» ya mencionado, y el otro es que como el agua está fría, transmite ese frío al aire; o dicho de otro modo, le roba calor. El gua se calienta un poco y el aire se enfría lo equivalente.
Por las noches, en el desierto el aire se vuelve frío. Penetra por la chimenea que, como hemos dicho, está hecha de adobe, por lo que conserva el calor del día y lo transmite al aire. El calor que llega a la habitación es templado. Normalmente, cuando las paredes de la chimenea se enfrían, ya es de día y comienza de nuevo el ciclo de aire exterior caliente.
Si el sistema es tan bueno, podría pensarse que es una tontería que no se use en otros sitios. El problema es que donde funciona bien es en los lugares con aire muy seco. Se ha intentado exportar la tecnología a lugares más húmedos y ha habido dos problemas: uno, que no refresca tanto; dos, que las chimeneas son un lugar perfecto para que habiten microorganismos, algunos de los cuales pueden causar infecciones en los humanos.