Sábado 23 de marzo de 2013
Sábado 23 de marzo de 2013
Nuestra siguiente etapa fue ir al templo budista de Gangaramaya.
Una sorpresa fue que el taxista que nos llevaba nos explicó que el era uno de los profesores de budismo de dicho templo y que él iba a hacer de guía y explicárnoslo. Lo hizo muy bien, mereció la pena.
Como de costumbre hay que descalzarse y en este caso hay que pagar una entrada –creo recordar que dos dólares USA por persona– pero las cámaras están permitidas y son gratis.
A la entrada del templo hay restos de piedras antiguas:
En el templo también hay un museo con multitud de cosas bastante variopintas. Muestro algunas de ellas.
Vimos muchas más cosas, pero creo que con esto ya se pueden hacer una idea.
Sábado 23 de marzo de 2013
Al salir del barco un grupo folclórico nos espera con música y bailando.
Al laado del barco, había unos mercadillos que vendía artesanías. Entre otras cosas vendían las mismas máscara de madera que compramos treinta años antes y que estuvieron colgadas de las paredes de nuestra casa muchos años.
Fuimos hasta la zona de taxis donde alquilamos una furgoneta para seis personas por 60 dólares estadounidenses y que se comprometió a llevarnos durante seis horas a los lugares que le indicamos.
El primer lugar fue el templo hinduista de Sivasubramaniya que está en lel barrio conocido como Isla de los Esclavos.
Allí tuvimos que descalzarnos como es habitual, aunque no entiendo porque consideran que es más respetuoso entrar descalzo que con zapatos, y tuvimos que pagar una entrada para poder sacar fotos.
Al salir volvimos a coger el taxi y por las calles vimos los famosos taxis de tres ruedas que llaman «tuc-tucs», debido al ruido que hace su motor: tuc-tuc-tuc…
Sábado 23 de marzo de 2013
Tras pasar por las islas de Nicobar seguimos navegando varios días hasta llegar a Colombo, la capital comercial de Sri Lanka –el país que hasta 1972 conocíamos por Ceylan y que anteriormente tuvo varios nombres, uno de ellos Serendib, de donde viene nuestra palabra serendipia.
Habíamos estado tanto en la isla de Sri Lanka hace aproximadamente treinta años y vimos cosas muy interesantes, como por ejemplo los grabdes budas esculpidos en la roca de Gal Vihara, en la población de Polannaruwa, o el desfile de más de seiscientos elefantes den la ciudad de Kandi, o la roca fortaleza de Sigiriya, excelentes playas,… Incluso tuvimos la enorme suerte de llegar a Kandy el día que se celebraba para parada de los elefantes y pudimos ver el grandioso desfiles de los elefantes adornados e iluminados. ¡Precioso! También estuvimos en espectáculos de danzas cingalesas, vimos andarines sobre fuego, personas que se colgaban de unos anzuelos cosidos en su espalada, etc, etc.
Si todo es tan interesante, pueden preguntase ustedes, entonces ¿por qué mi promesa de no volver? La respuesta es que por el aceite coco. Toda la comida la preparaban con aceite de coco. El primer día me resultó un sabor agradable aunque un poco dulzón, el segundo empezó a resultarme monótono el saborcillo dulzón del aceite de coco,… Intenté no comoer nada que tuviera aceite. Pedía arroz blanco sin nada: ¡blanco! Y me trajeron arroz blanco adornado con aceite de coco «para darle un poco de sabor». Harto vi en una tienda que había galletas Cookies danesas. las compré. Y al comerlas sabían a aceite de coco. En la lata había una nota que decía que eran galletas para Ceylan hechas con aceite de coco…. Prometí no volver nunca más.
Pero, en esta ocasión el barco paró en Colombo y decidí volver a ver la ciudad y quizá descubrir rincones nuevos, eso sí, me prometí no comer nada por si las moscas –quiero decir por si la comida tenía aceite de coco.
20 de marzo de 2013
Nuestra siguiente parada era ir al punto más al sur de la isla, que coincide con el punto más al sur de Tailandia para ver una puesta de sol, pues dicen que desde allí se ven muy bonita. Digo «dicen» pues nosotros llegamos media hora tarde, cuando el sol ya estaba totalmente sumergido.
En el camino vimos un gran Buda en la montaña. En nuestro viaje anterior no estaba. Se ha construido recientemente; se terminó en 2012 como conmemoración al cumpleaños del rey, que en el budismo tailandés consideran la cuarta manifestación de dios.
La zona para ver la puesta de sol tiene dos peculiaridades que me llamaron la atención. La primera es:
En el centro de parque hay un monumento y un faro
Desde allí regresamos hasta el embarcadero para ir a nuestro barco. Llegamos de noche y todas las luces del barco estaban encendidas.
Las luces son muy bonitas de lejos, pero cuando estás dentro te impiden ver las estrellas. Las ciudades contaminan el cielo con su luz. Casi no podemos ver estrellas. El alta mar no hay ciudades, podríamos ver un cielo maravilloso pero las luces del barco te lo impiden.
Mensaje para Costa: Un día a la semana apaga las luces para que los pasajeros podamos ver el cielo.
Esa noche partimos hacia Colombo, y nuestra ruta pasa por las islas Nicobar
20 de marzo de 2013
Nuestra siguiente parada fue el templo de Chalong
En aquel templo hay una curiosidad que me llamó mucho la primera vez que estuve, hace cuatro años. Se trata de una torre de ladrillos en la que de vez en cuando llega una persona y enciende una traca de petardos. El ruido es fuerte aunque está apagado por ocurrir dentro de la torre. No sé su significado.
20 de marzo 2013
Había una excursión del crucero que hacía una visita a la isla. La cogimos. Tras recorrer algunas calles de Phuket, llegamos a un teatro donde se hacían las actuaciones.
La música tradicional de Tailandia, como casi cualquier otra música tradicional, parece interesante los cinco primeros minutos y se soportan diez; pero a nosotros nos tuvieron con ella 50 minutos. La notas pentatónicas me aburrieron de mala manera.
Por si ustedes quisieran ir, el sitio se llamaba:
19 de marzo de 2013
Phuket es una de las provincias del sur del Tailandia, es una isla, muy pegada al continente pero isla. Es un famoso lugar de veraneo. Su playa más famosa es Patong
Como muy bien saben en el año 2004 hubo un terrible tsunami que dejó la playa de Patong muy destruida. Una foto de wikipedia nos permite ver cómo quedó:
Phuket no tiene un puerto para baros de gran calado así que el barco hecho el ancla en el mar y los pasajeros fuimos a tierra en las barcas de salvamento.
En Phuket íbamos a estar dos días y decidimos tomárnoslo con calma. El primer día fuimos a la playa. Agua caliente. No mucha gente. Perfecto. Después hicimos algunas compras en la farmacia. Sorprendente nos dieron sin receta médica algunas cosas que en España las necesitan. Como por ejemplo, pastillas para la tos. Los prospectos estaban en tailandés y en inglés.
Después nos fuimos a comer a un restaurante no lejos del lugar de desembarco. Lo primero que pedimos fue una cerveza pues estábamos secos. Después pedimos la típica mariscada tailandesa. Es barata y se podía pagar en bats –la moneda local–, en dólares y en euros, pero recuerden que se trata de marisco de agua caliente que es mucho más insípido que el de agua fría.
Lo más interesante para nuestro gusto fue la decoración del local.
Lunes 18 de marzo de 2013
Una sorpresa puede ser buena o mala y puede deberse a muchas cosas. En este caso es que yo esperaba nada de una playa malaya y, sin embargo, me ha sorprendido para bien.
Langkawi es una isla con unas pocas playas, pero la que está más cerca de la ciudad es de arenas blancas –muy blancas–, aguas cálidas –muy cálidas–, hay poca gente y alrededor de la misma hay varios puntos que ofrecen un lugar para cambiarte, ducha y toalla por muy poco dinero. A lo largo de la playa hay varios «chiringuitos» enn los que te puedes cambiar y puedes tomarte una bebida fría por el mejor precio que hemos encontrado en todo el viaje.
De hecho, Langkawi ha sido el sitio donde hemos encontrado camisetas, souvenirs, bebidas y comida más baratos de toda la vuelta al mundo.
Añadan gente simpática y una delincuencia muy baja ya tenemos todos los ingredientes para una agradable sorpresa. Tanto, que me han quedado ganas de volver.
Hemos dicho que Langkawi es una isla y no es del todo cierto, por ese nombre se conoce a un archipiélago de más de 105 islas que están a treinta kilómetros de la costa noroeste de Malasia, muy cerca de la frontera con Tailandia. a ese mar se le conoce como «mas de Andamán» por la sencilla razón de que las islas Andamán no están muy lejos.
Realmente la isla más grande, en la que estuvimos se llama Palau Langkawi, pero es habitual olvidarse del «palau».
El barco llego a las nueve de la mañana, pero antes de hacerlo ya estábamos viendo algunas de las islas del archipiélago:
UN ERROR IMPERDONABLE
Para hacer la foto anterior y otras similares tuve que hacerlo en manual. Desconecté el automático, puse la cámara en manual y saqué las fotos. Después fui a la playa y seguí sacando fotos en manual sin darme cuenta de que estaba sobrexponiendo todos los fotogramas. El resultado es malo, pero es lo único que tengo. Aunque, como no hay mal que por bien no venga, el blanco excesivo de la playa aunque exagerado muestra lo que se siente: un sol que cae vertical y que deslumbra.
LA COMIDA
Después de la playa tomamos unos refrescos, unas cervezas, nos duchamos,… y nos fuimos a comer. Encontramos un KFC y entramos. Es un KFC adaptado al gusto malayo. De hecho de cada plato hay dos versiones, la malaya y la otra. Insistimos en lo ya dicho: el sitio más barato que hemos encontrado.
En este viaje hemos observado que KFC está muy extendido en Asia. Mucho más que en cualquier otro lugar que hayamos visitado. Mucho más extendido que McDonald o que Burger King. Al emnos esa es nuestra sensación. No tenemos datos que lo corroboren. No sabemos por qué pero sospechamos que es debido al pollo. En toda Asia se come mucho pollo. Una vez más, esa es nuestra sensación, no tenemos datos.
Tras un día de playa y de comprar unas camisetas que ponen Langkawi retornamos al barco.
Poco después de las siete de la tarde pudimos tomar esta magnifica puesta de sol.
Observen que el horizonte tiene muy pocas nubes. Se ve muy bien el sol, tanto que en el momento de sumergirse pudimos ver el «rayo verde». Ya van cinco veces que lo vemos en este viaje.
Domingo 17 de marzo de 2013
El sistema político de Malaisia es un tanto peculiar, pero simplificando, digamos que hay un presidente y que tiene un palacio presidencial en el que hay un típico cambio de guardia.
En la puerta, a izquierda y derecha hay un soldado y un jinete de guardia. Se trata de esos típicos personajes inmutables que permanecen inmutables por muchas tonterías que se haga delante de ellos. Estos cuatro soldados hacían muy bien su papel: inmutables ante las tonterías de los turistas.
También hice un pequeño vídeo, de unos segundos de duración, sobre el cambio de guardia. Lo pondré en Youtube, pero para hacerlo necesito una conexión a internet buena. Así que no tengo ni idea de cuándo podré hacerlo.
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