En la localidad de Frómista, Palencia, hay una joya mundial del románico. Se trata de la iglesia de San Martín de Tours que está considerada por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad, asociado al Camino de Santiago y que se considera Monumento Hstórico-Artístico Nacional desde 1894.
El nombre de Frómista, una palabra que se me hace difícil de pronunciar, siempre me ha intrigado. ¿De dónde procede ese extraño nombre? Parece ser que su nombre deriva de la palabra latina frumentum que significa trigo (Este dato lo he obtenido de aquí). Se trata de un nombre muy adecuado pues estamos de lleno en las tierras de Castilla en las que destaca el cultivo de dicho cereal.
En mitad del pueblo se eleva una iglesia que destaca sobre las demás por su belleza. Tiene la simplicidad y la inocencia del románico.
Al ver esta iglesia no da la sensación de vieja. Parece nueva y ello es debido a que durante los años 1894 a 1904 fue desmontada y reconstruida. El arquitecto fue Manuel Anibal Álvarez Amoroso quien quitó muchos de los elementos que se habían añadido a lo largo de los siglos y no le tuvo más remedio que inventarse cómo serían algunos de los que faltaban, como por ejemplo, las torres del sur. Lo que había, antes de la restauración de Álvarez, es esto:
Algunos capiteles originales han sido sustituidos por copias. Los originales están en el Museo Arqueológico de Palencia. (La fuente de estos datos pueden consultarla aquí).
Las puertas y ventanas son de medio punto, es decir, con la parte superior formando un semicírculo, son típicas del románico. Y los canecillos, esas figurillas de piedra que he señalado con una flecha negra, también lo son.
En esa foto se ve una característica interesante de esta iglesia, debajo de las ventanas y rodeando por encima la puerta principal hay unos decorados como si fueran cuadrados del juego de ajedrez, se llaman ajedrezados.
Se entra por esta puerta y hay que pagar una modesta entrada. Pero antes de introducirnos en el interior vamos a ver otras fotografías desde otros lugares.
La fachada principal está flanqueada por dos torres cilíndricas. Al fondo, a la izquierda, está el hotel sonde nos alojamos. Concretamente la ventana de la izquierda fue la que ocupamos. De ello hablaremos más adelante, pues las vistas desde el hotel (Hotel San Martín) nos permitieron sacar fotos de la iglesia con todas las iluminaciones posibles.
La tercera fachada, la que se ve desde el hotel, es la oeste. Su aspecto, poco antes de que se ponga el sol, es el que se muestra a continuación.
Si nos fijamos en los tejados, vemos que hay dos naves alargadas en el oeste, y aunque no la veamos hay una tercera en el este. Es decir, se trata de una iglesia con tres naves alargadas. La nave central más alta que las dos laterales. Este tipo de construcción se llama de planta basilical. Mejor dicho, pseudobasilical. La explicación del «pseudo» es que las basílicas tienen ventanas por encima de los soportes y las pseudobasílicas no las tienen. En este caso no hay ventanas por encima de los soportes y, por lo tanto, tenemos que llamarla pseudobasílica.
Nos falta por ver la fachada norte. En este caso es donde se ven los tres ábsides correspondientes a las tres naves basilicales.
El cimborrio es una torre, normalmente cuadrangular u octogonal que se levanta sobre la nave central y cuya misión es proporcionar luz al interior. Las ventanas de las que dispone son lo más importante, pues se trata de iluminar.
Si pasamos al interior podemos ver algunas cosas muy interesantes. Nada más entrar, si nos acercamos a la nave central vemos lo siguiente:
Acercándonos hacia el fondo, podemos ver las tres imágenes: a la izquierda San Martín de Tours, del siglo XIV; en el centro la cruz con Jesucristo de gran valor, de finales del siglo XIII; y a la derecha Santiago peregrino del siglo XVI. (Referencia aquí).
El valioso Cristo merece que le hagamos un primer plano:
Pero, para mi gusto, y esto es absolutamente personal, la imagen que más me agrada, aunque sea moderna, es la de una nave lateral. Es esta:
Siento cierta debilidad por las pequeñas imágenes de vírgenes negras románicas. Esta pequeña imagen es de la iglesia de San Martín de Tours en Frómista.
Si nos acercamos un poco lo que vemos es esto:
De esta sencilla y preciosa virgen llaman la atención varias cosas, una es su color negro y la otra es el dorado de su túnica. No sé más de esta imagen. No sé de qué siglo es ni de donde proviene. Lo más que he encontrado es que «sobre la procedencia de esta talla mariana, apenas me dijo que fue un regalo de las monjas de Saldaña al párroco de Frómista, que la tenía en su casa» (Frómista y la Virgen Negra del Buen Camino). Por otro lado en la página
https://www.biodiversidadvirtual.org/etno/Estatua-de-Virgen-de-la-Acogida-Fromista-img74890.html, nos dicen que es la Virgen de la Acogida y que es una talla del siglo XX.
Ante las dudas que me presentaba esta imagen decidí preguntar a los expertos, a las personas de la oficina de turismo de Frómista y han confirmado lo que he entrecomillado más arriba: la virgen es propiedad del párroco, no lo es de la iglesia. Lleva unos pocos años (cinco o seis) expuesta y el nombre de virgen de la acogida se lo dio el cura párroco.
Antigua o moderna, me gusta. Agradezco a la oficina de turismo su respuesta profesional y competente.
Los canecillos y los capiteles de las iglesias románicas cuentan historias que eran conocidas por los habitantes de la zona y de la época. A veces son historias bíblicas que somos capaces de identificar, pero otras nos sumergen en el mundo extraño que, al menos a mí, me hacen pensar en una cosmogonía sorprendente.
Capiteles del interior de San Martín de Tours en Frómista. Los canecillos también representan figuras para nosotros extrañas, pero que para aquellas gentes eran perfectamente conocidas.
N que decir tiene que hay muchas más cosas que ver, pero no quiero hacer una entrada demasiado larga.
Fuera de la iglesia, en la plaza de la población, hay reproducciones de varios de los capiteles de la iglesia. Quiero creer que son los capiteles más interesantes. A continuación muestro dos de ellos.
El precio de la entrada es de 1,5 € y los horarios y precios reducidos los podéis ver aquí.
Antes de despedirme quiero señalar simplemente que la habitación que tuvimos desde el hotel SanMartín nos permitió ver la iglesia con múltiples iluminaciones. El personal del hotel resultó muy amable, nos ayudaron en todo y comimos allí varias veces, una excelente comida castellana; pero de eso hablaré en otra entrada.
Nota fotos y texto. Salvo las fotos que tienen un agradecimiento específico, como por ejemplo Wikipedia, son nuestras y las licenciamos con
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