17 de febrero de 2013
Pago Pago es la capital de la Samo Estadounidense. Están en un puerto natural al sur de la isla, no exactamente en la mitad sino un poco más hacia el este.
Con el poco tiempo que teníamos no podíamos ni alejarnos mucho ni buscar sitios muy exóticos. Así que alquilamos un típico «autobus» para que nos llevaran durante tres horas a los sitios más interesantes. Nos cobraron 80 US$ por ello y nos dieron una vuelta hast el «Boat Harbor» que está en la punta sueste de la isla.
Así cómodamente sentados en un vehículo tan exótico fuimos viendo la isla.
El autobús que nos llevó
Típica gasolinera. Esta estña enfrente del puerto, vende gasolina, es un mercado de comida y tienen WiFi gratis –mejor dicho, lo tienen cuando no está un crucero en el muelle–.
Fuimos paseando por la carretera que nos lleva por el sur de la isla.
Una casa típica
Otra casa típica. Observen que delante de la casa hay dos lápidas; perece ser que es costumbre local enterrar a los muertos cerca de la casa.
Se me ha olvidado lo que era esto. ¿Una escuela?
De vez en cuando nos parábamos para ver los impresionantes paisajes que hacen famosa a la isla de Tutuila –en la que estamos– y otras del archipiélago de Samoa.
La isla es muy montañosa, con picos altos y escarpados.
Una típica playa
Otra playita
Isla maceta
Tutuila está llena de islas como está que parece una maceta. SOn muy pequeñas y están cubiertas de vegetación.
Quizá la más famosa y fotografiada es la que se encuentra a la entrada de la bahía de Pago Pago:
En la entrada que hice sobre Costa Rica, comentaba que me gustaban mucho unas hojas muy grandes pero que lamentaba no saber su nombre. Las he vuelto a ver en Tutuila, pero ahora sí sé el nombre:
Colocaisa
Se llama Colocaisa –en castellano– y en samoano: Laukáamu.
Una paradita para ver una buena playa, pero resulta que los dueños –alemanes– cobran 10 dólares por entrar y tomarte una bebida.
Quizá sea que en España no estamos acostumbrados a que las playas no sean libres. Quizá otra cosa; pero el caso es que aunque me apetecía no me dio la gana tomar nada.
Una flor que no he logrado identificar
Alguien dijo que esto era el árbol del pan. No lo sé.
Un poco más al este hay una pintoresca playa con un nombre no menos pintoresco «Two-Dollars Beach».
La playa es bonita, las vistas también, y la entrada es gratis. Con lo cual nosotros –8 personas– bebimos unas cervezas, varios cocos –2 US$–, y algún refresco de frutas…
Una bonita «maceta» en la playa de los dos dólares
Durante el viaje estuvimos hablando de lo bien que olían algunas flores y uno de nosotros dijo que el olor que más le gustaba era el del francapán. A mí me sonaba a chino, pero allí, en la playa de los dos dólares, había varias y me trajo una para la que la oliera:
Flor de francapán
La olí y lo hacía bien, pero, según me dijo el experto, no estaba madura todavía; que cuando lo está es lo mejor que ha olido nunca.
A lo largo del camino vimos varias advertencias de Tsunami y de qué hacer si llegase uno. Debemos recordar que Tutuila recientemente fue bastante dañado por un tsunami.
Nuestro autobús por dentro
¿Que si nos atrevimos a montar? Pues claro. Es exótico. No sé si muy seguro, pero exótico sí.
Paisajes
Encontré un árbol con estas frutas y me hizo ilusión. La cogí, se la enseñé a nuestro guía y se echó a reír: «No es comestible».
Ya regresando pasamos por el pueblo de Alufau
Nuestra «expedición al completo»
Un islote cercano
Pecio
Mismo pecio desde otro ángulo
Otro autobús todavía más pintoresco que el nuestro
En nuestro regreso vemos nuestro barco.
En esta foto el barco se ve peor, pero me parece más bonita.
Al lado mismo del barco hay un mercadillo
En el mercadillo hay cosas curiosas. Por ejemplo estos «tambores» de madera que están afinados y suenas muy bien:
Hay pareos muy coloridos y baratos con el mapa de las islas. En este caso he foto de Tutuila.
Una oferta sorprendente dos camisas de algodón, muy elaboradas por 5 US$
Embarcamos y decimos adiós a:
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