Lunes, 25 de febrero de 2013
En Wellington hay un excelente museo, difícil de clasificar. Por un lado es un museo de historia y arte Maorí, por otro es un museo de arte moderno, y, por fin, aunque no el menos importante es un museo interactivo de la ciencia.
La entrada al museo es gratis, aunque hay zonas especiales –como los simuladores– que hay que pagar. Y unos buzones te indican que toda donación para que el museo pueda serguir siendo gratis será bienvenida.
Todo el museo tiene una cobertura WiFi de primera, gratuita y rápida.
- A la izquierda el museo «Te Papa». Al frente el tótem done se anuncia.
La entrada al museo
En la tienda del museo venden muchos recuerdos.
Entre los recuerdos que venden a mí me han llamado mucho la atención la joyas hechas con la cáscara del molusco que se ve en la foto: concha de paua. No me atrevo a afirmarlo pero casi con seguridad que esos preciosos colores iridiscentes no son reales. Me explico, la concha no tiene ningún color, los colores iridiscentes surgen como efecto de la interferencia constructiva-destructiva de los rayos de luz al chocar con las capas de la concha. Las capas de la concha están separadas cerca de un cuarto de la longitud de onda de la luz azul.
Las conchas las venden engastadas como joyas y también las vendes sueltas.
Conchas paua
Uno de los animales típicos de Nueva Zelanda es el kiwi. En el museo hay muchos de estos animales disecados.
En varias salas se cuentan las leyendas maoríes sobre la formación del mundo. En ellas, el mar y los peces son los paotagonistas.
Tótem maorí hecho por un artista nativo.
Por deformación profesional, y dada la escasez de tiempo, dediqué la mayor parte del mismo a ver la segunda planta donde está Awesome Forces (Fuerza poderosas). Debemos tener en cuenta que Nueva Zelanda son islas volcánicas, con volcanes activos y con terremotos muy frecuentes. Es posible que para los españoles todo lo referente a placas tectónicas, volcanes y terremotos sea nada más que una curiosidad; sin embrago, los neozelandeses lo viven. Forma parte de su vida cotidiana.
Sangre de la tierra. Aquí nos cuentan la composición de la tierra y el magma que actúa como motor que mueve los continentes
Fuerzas poderosas: Volcanes, terremotos
A la entrada hay un ammonite gigante, que desaparecieron junto con los dinosaurios.
Tectónica de placas. Las flechas indican hacia donde se están moviendo las placas.
Cómo se mueve la placa de las Filipinas
Mao gigante
También hay representaciones de dinosaurios
Un sismografo
Una casa en la que simulan terremotos. Los vídeos muestran lo que ocurren de acuerdo con el movimiento el suelo de la casa
Una de las atracciones del museo es un calamar gigante.
El calamar gigante es su «piscina» de conservación
También tienen una película en 3D, con gafas polarizadas, donde se ve el calamar gigante nadando y comiendo.
Otra exposición habla de los piojos. Bienvenido a la edad de los piojos
A la entrada hay unas representaciones de monstruos subterráneos de acuerdo con «El Sr. de los anillos». No tiene nada que ver con la ciencia, pero es una forma de interesar a los jóvenes.
Cuando ya estábamos cansados fuimos a la cafetería del museo y tomamos una cerveza y un café. Los precios son caros, una café 3,80 Euros.
CONCLUSIÓN
Se trata de un museo magnífico en el que hay que estar, como mínimo, un día. Lamentablemente las prisas no nos dejaron ver nada más que una pequeña parte. Tengan en cuenta que las fotos que les hemos mostrado son tan solo de la planta segunda y que son seis plantas. Y no se olviden de que hay arte maorí, arte moderno, historia de Nueva Zelanda, etc.
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