Las térmicamente insufribles «cenas de gala»

A lo largo del Crucero de Vuelta al Mundo hay unas diecisiete «cenas de gala». A mí nunca me han gustado demasiado las cenas de gala, no sé qué placer encuentran algunos, estando de vacaciones, a ir a cenar con traje y corbata, como si fuera una cena de negocios,… pero sobre gustos…

El la mayor parte de los cruceros a los que he ido, los días que había cena de gala además había un buffet libre para los que huíamos de «tanta elegancia». Pero en este crucero de vuelta al mundo es imposible. Si quieres cenar hay que ir al comedor general. El comedor general está en dos pisos –el segundo y el tercero–. En el centro de lo que debería ser el suelo del tercer piso hay un enorme agujero que comunica con el segundo. Verán «qué divertido» es lo que esto produce. Una ley elemental de la física dice que el aire caliente es menos denso que el frío. Por tanto, si ponemos aire acondicionado en el segundo y en el tercer piso, el aire frío de los dos pisos irá al segundo piso y el aire caliente –desprendido por 1500 personas– irá hacia la tercera planta. Segunda planta frío. Tercera planta calor. Un día de cena normal, uno va como quiere. Los de la tercera planta solemos querer ir con camisa de manga corta y los de la segunda suelen ir más abrigados. Al final de la cena, en la planta tercera, el calor es tan grande que sudamos y estamos deseando salir corriendo de allí.

Veamos qué pasa el día de gala. Todos con traje, chaqueta y corbata y, para fastidiarla un poco más, encienden una velas rojas. Cada vela no emite demasiado calor, pero todas juntas –las el segundo piso y el tercero– mandando el aire caliente hacia el tercero hace que a media comida los del tercero estamos sudando y con ganas de salir corriendo –al menos a mi me pasa.

Se supone que los días de cena de gala hay algo especial. Con una comida tan repetitiva y tan italianizante como tenemos, se agradece algo distinto; aunque, por desgracia sea muy difícil. Con italianizante quiero decir que hay mucha pasta que los italianos llaman «al dente» y que yo y muchos españoles llamamos «crudas, no suficientemente cocida».

En la cena de gala que hubo la noche siguiente a salir de Sydney la novedad estuvo en que nos pusieron «cangrejos azules». A la entrada del tercer piso nos encontramos con esto.

Cangrejos azules, que tienen fama de ser muy sabrosos

Cangrejos azules, que tienen fama de ser muy sabrosos

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A pesar de que el cangrejo vivo es azul, cuando se hierve, se vuelve rojo, como todos:

Cangrejo azul hervido

Cangrejo azul hervido

La verdad es que estaban buenos, pero ni siquiera eso impidió que a mitad de la cena me quitase la chaqueta, la corbata, empezase a sudar y me entraron unas ganas terribles de salir corriendo de allí.

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