Sábado 20 de agosto de 2014
Resultó que el guía nos llevó a cenar a uno de los lugares por los que tuvimos que pasar para regresar al hotel. Nos habríamos ahorrado el paseo de haberlo sabido, pero por otra parte nos habríamos perdido algunos contraluces muy bonitos. El caso es que volvimos a entrar por las murallas y comimos al aire libre en una plaza.
De primer plato nos pusieron la típica sopa de verduras uzbeka:
En casi todos los puestos de souvenires de Jiva venden unos aparatitos con pinchos que vistos de frente representan figuras geométricas. Son para adornar el pan. veamoslo:
Y, por supuesto, no faltó la consabida cerveza, al precio consabido en los restaurantes: 7000 sum.
Cuando estábamos en el postre llegó un grupo folclórico que interpretaba música uzbeka.
Más o menos el guía nos obligó a dar un euro a cada uno por el espectáculo. Estuvo bien pero me molestó un poco es que casi fuera obligatorio. Quizá yo hubiera dado más, pero de modo voluntario.El guía se puso un poco pesado.
Tras la cena y el espectáculo callejero, volvimos al hotel:
Los contrastes de luz hacen que no vea lo que hay detrás del arco de luz, pero cambiando un poco las condiciones de luz, nos encontramos con esto:
Y, por fin llegamos al hotel:
Había sido un día muy largo. Me dormí nada más caer en la cama.
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