Salalah (Omán): (Parte 2: La ruta del incienso)


En los templos griegos y romanos se usaba abundantemente el incienso. Incluso se usaba en los baños. Curiosamente el nombre de perfume vine del incienso: per fume, que se traduce como por humo. El buen olor se transmite por el humo. (Más detalles aquí).

Incluso se cuenta que Alejando Magno tras conquistar Tiro y Gaza consiguió 500 talentos de incienso y se los envió a un antiguo maestro que le había regañado por quemar demasiado. (Referencia aquí). Un talento era una medida de peso entre los hebreos; es aproximadamente 40 kg. Por o tanto estamos hablando de que Alejandro envío veinte toneladas métricas de incienso a su maestro.

El incienso no se producía en Grecia, procedía del desierto de Dhofar, del antiguo puerto de la ciudad de Salalah, de la que hemos hablado en nuestra entrada anterior, que se llamaba Khor Rori.

Ruinas de la ciudad de Khor Rori, donde estaba el puerto natural del que salía el incienso. La foto es de
Snickeringshadow – Own work, Public Domain, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=5171848

Khor Rori está dentro de lo que se ha llamado La tierra del incienso, que ha sido inscrita como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en el año 2000.

Normalmente el incienso se exportaba por mar desde el puerto de Khor Rori, al como habíamos visto en el mapa del Museo del Incienso que habíamos visto en la entrada anterior. La ruta marítima hacia Europa salía de Khor Rori, iba al sur de lo que hoy es Yemén, golfo de Adén, atravesaban el estrecho Bab el Mandeb y de allí tomaban rumbo norte por el Mar Rojo hasta más o menos lo que hoy es Suez. Allí la ruta se bifurcaba, por un lado iban por la rama oeste hacia Port Said y desde allí por ruta terrestre hasta Alejandría. La otra rama iba hacia el noreste, subía por el Golfo de Áqaba, hasta el puerto de Áqaba y de allí, por tierra iban a Petra y después a Gaza. Por eso, Aejando Magno se encontró con mucho incienso en la última ciudad.

Ruta marítima del incienso hacia Europa.

La ruta marítima no era la única, también había una ruta terrestre, en la que participaban decenas o cientos de camellos. Para poder usar los oasis tenían que pagar un peaje que se añadía al precio del producto.

La ruta, aproximadamente, seguía estos caminos:

Ruta terrestre del incienso. A veces el tramo desde Salalah hasta algún puerto del Yemen era por mar y allí cogían la ruta terrestre.

Es curioso que lo que hoy son las ciudades de La Meca y Medina eran puntos de paso obligados por su disponibilidad e agua.

Y observen que tanto la ruta terrestre, como la marítima que iba a Gaza pasaban por Petra. Allí, previo pago, recibían agua, comida, alojamiento, etc. Los servicios no eran baratos por lo que los nabateos se hicieron muy ricos.

De Alejandría a Grecia o Roma normalmente se hacía por vía marítima.

El cristianismo heredó la costumbre del incienso y tras la caída del Imperio romano, por lo que la necesidad de incienso no solo no disminuyó sino que aumentó. Y la prosperidad de Salalah y de Petra continuaron.

En el Museo del Incienso de Salalah se conservan muchas cosas relacionadas con este producto. Entre otras cosas, un ejemplar muy grande de Boswellia sacra.

Un ejemplar grande de Boswellia sacra, en el Museo del Incienso de Salalah.
Primer plano y fondo, ejemplares de Boswellia sacra.

También se conservan varios astrolabios de los usados por los marinos.

Tras ver el Museo el Incienso y enterarnos un poco de la historia de Salalah, volvimos al barco donde pudimos disfrutar de una magnífica puesta de sol.


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